LA mitología frentepopulista ha insistido durante décadas en el hecho de que en febrero de 1936 las izquierdas agrupadas en el Frente Popular obtuvieron una rotunda e innegable victoria electoral, y en que, precisamente la incapacidad de las derechas para aceptar el resultado de las urnas, acabó degenerando en una conspiración que cristalizó en el alzamiento de julio de 1936 Sin embargo, los hechos fueron radicalmente distintos. A decir verdad, afirmar que el Frente Popular ganó las elecciones de febrero de 1936 no pasa de ser una mentira histórica que ya en su día tuvo trágicas consecuencias.