PRIMERA ESTACIÓN: LA DE LA DIOSA LUNA

La de la fertilidad de los campos y de los vientres, la del Lucero de la Mañana.

Me he convertido en la señora del desamparo,

en la voz de los infiernos y la incierta ventura,

la temida pitonisa ante la que todos se sobrecogen.

ANAE, LA SIBILA DE NOCTILUCA DE TARTESSOS