La de la creación del mundo, la de la lluvia, la del sueño y el letargo de la vida, y el retorno de los espíritus celestes, perfectos e inmutables.
Existen pilares inconmovibles en la fe
de los mortales que no se pueden rebasar impunemente,
sin provocar la ira de los dioses.
MÉNTOR, REY SACERDOTE DE ATAECINA