CUARTA ESTACIÓN: LA DE LA MADRE TENEBROSA

La de la creación del mundo, la de la lluvia, la del sueño y el letargo de la vida, y el retorno de los espíritus celestes, perfectos e inmutables.

Existen pilares inconmovibles en la fe

de los mortales que no se pueden rebasar impunemente,

sin provocar la ira de los dioses.

MÉNTOR, REY SACERDOTE DE ATAECINA