Prólogo

Todo el mundo tiene una idea del cielo, como pasa en la mayoría de las religiones, y todas ellas deben ser respetadas. La versión que se ofrece aquí sólo es una suposición, un deseo, en ciertos aspectos, que a mi tío y a otros como él —personas que no se sentían importantes aquí en la tierra— les hizo darse cuenta, al final, de lo mucho que contaban y de cuánto se les quiso.