Hablando de sus novelas, Broch rechaza la estética de la novela «psicológica» oponiéndole la novela que él denomina «gnoseológica» o «polihistórica». Me parece que concretamente el segundo término está mal elegido e induce al error. Fue Adalbert Stifter, compatriota de Broch, fundador de la prosa austríaca, quien, con su novela Der Nachsommer de l857 (sí, el gran año de Madame Bovary), creó una «novela polihistórica» en el sentido exacto del término. Esa novela es, por otra parte, famosa al clasificarla Nietzsche entre los cuatro libros más importantes de la prosa alemana. Para mí es apenas legible: en ella aprendemos mucho de geología, botánica, zoología, de todas las artesanías, de pintura y arquitectura, pero el hombre y las situaciones humanas se encuentran completamente al margen de esta gigantesca enciclopedia edificante. Precisamente debido a su «polihistoricismo» esta novela carece totalmente de la especificidad de la novela.
Ahora bien, éste no es el caso de Broch. Broch persigue «lo que únicamente la novela puede descubrir». Pero sabe que la forma convencional (fundamentada exclusivamente en la aventura de un personaje y contentándose con el simple relato de esta aventura) limita la novela, reduce sus capacidades cognoscitivas. Sabe igualmente que la novela tiene una extraordinaria facultad integradora: mientras la poesía o la filosofía no están en condiciones de integrar la novela, la novela es capaz de integrar tanto la poesía como la filosofía sin por ello perder nada de su identidad, que se caracteriza precisamente (basta con recordar a Rabelais y a Cervantes) por su tendencia a abarcar otros géneros, a absorber los conocimientos filosóficos y científicos. En la óptica de Broch, pues, el término «polihistórico» quiere decir: movilizar todos los medios intelectuales y todas las formas poéticas para esclarecer «lo que únicamente la novela puede descubrir»: el ser del hombre.
Esto, naturalmente, deberá implicar una profunda transformación de la forma de la novela.