SEMILLAS

En la aventura de la tarde

creció una voz extraña. ¿Era

el negro vértigo de ser? Amor,

¿sos vértigo de ser? ¿Por qué

das luz como el pan que

leo en tus labios? Clavo

mis dientes en el instinto de

los patios de la infancia con

plantas que bebían

el agua de mi madre.

No conozco quién soy, regreso

de mí a mí» fugado

de la aglomeración de los trabajos.

Ahora están quietos los diamantes

que pones en la mesa

como señal de vos.