NOVEDADES

Sueño mi sueño preferido

y la noche no termina nunca.

Los árboles muestran su alfabeto

y astros que

hablan del infinito

de cada soplo del vivir

Construyo madres idas

con la mano puesta en la noche.

¡Qué bello era su rincón

donde ecos vagos la nombraban!

Así, de espaldas a mí,

se fugaba a un país besado

por su aterida juventud.

Madre que

cocinabas distancias

en las ollas del día.

Todavía me hablas

en las grietas del tiempo.