Aparecen con niebla
los rostros muertos hacia arriba y
compañeros que no se oyen
miran el mundo.
El río abre las piernas
de una mujer y pasa
la delgadez de abril. País
de la desdicha
que no se va, no anda
enamorado de
la que canta en un lecho florido.
Poesía,
atas la sombra a su vértigo/
a la fatalidad a su respiro/
vuelo que
no conoce el perdón.