A las cuatro de la tarde de marzo
en una vieja foto
las rosas se volvieron a abrir.
La vida no apagó
su aroma ni
la brisa que pasaba lenta
con fechas del paisaje. Una
muñeca es todavía en
la manita que toca el universo,
tibia. Alrededor
se ve un vuelo de pájaros idos.
Al fondo,
el ser que es haber sido lee
lo que el tiempo escribió.
A Paula