LAS ÁGUILAS

Las águilas que piden la bebida

asomada al adiós

no están borrachas, hacen

caminos hacia

todo lo que no es vida. Con

ejércitos de trago piden

fortalezas del ánimo que un ciego

no puede construir. Las pieles del

olvido se secaron

un verano cualquiera, sostenían

tactos de la memoria en su violenta

contracción y empujaban

el atrás hacia atrás.

Con tanta sangre, digo.