El pasado vuelve cuando
desaparece. Vacíos que lloran
en sus países
y en arrabales interiores gritan.
¿Qué vale la cerviz golpeada mucho?
Oh cuerpos que navegan
la sangre todavía y en
el viejo amor se juntan.
El miedo en rostros ya tocados
es piedra que repite su piedra.
Se hinchan los ojos con
las cobardías de este tiempo,
sentadas
en sillas de su olvido.
A Marco Antonio Campos