PISADAS

Aydiós qué sueño, dijo

el gran espantapájaros que espanta

verdades del perdido. La

suave pampa de ayer

donde trotaban las mañanas

que ya no cantan y

las brisas habladoras hoy

en las conjugaciones de la muerte.

Manos deshechas en la mano

de la memoria y su tamaño triste.

Las dádivas de la frontera

donde la voz y su exterior se encuentran

en las bodas de la

pisada del caballo y el caballo.

Eso que es máscara en

los dos pedazos de la lengua.