ANDREA ESCRIBE A MARCELA

Esa carta de dulzura tan hija

en cielo cae, es la

crecida de repente.

En la prisión de abajo

el mismo amor se calla

cuando lee

esa voz contramuerte.

No sabe más de su deseo redondo

Pica la piedra del adiós

porque no es cierto.

A Andreíta