SACAR

Sacar el pecho enfermo del pecho

es dar un viento nocturno que

se posa en las ramas

de lo que no va a ser. Se mueve

buscando resignación o paz, choca

contra las nieblas de la lengua

y hay palabras

con heridas mortales.

¡Oh dulces brazos que en sabor reposan!

Negra pedrada cayó ahçi.

El preso de los ojos que ven

conoce urdimbres de serpientes.