Mi más sincero agradecimiento a Sandra Bruna, porque ya son muchos años juntos; a Raquel Vidal, seis febreros y cuánto hemos aprendido desde entonces; a Sybille Martin, traductora y amiga; a todas las Pubill, claro; a Menchu Solís, por los abrazos; a Berta Bruna, cómo no; a Alicia Quadras, por Sitges; a Claudina Jové, tú sabes por qué; a Sasa, aquí seguimos; a Elsa Punset y a Laura Rojas-Marcos, mis niñas; y, sobre todo, a Rulfo, que sigue durmiendo a mis pies mientras escribo, esperando sus paseos.
Y gracias a ti, Ofelia, porque es imposible ser más Grande.