[1] Chuck Aspergren realizó su primera y única incursión en el cine con El cazador. Después de la película, volvió a su trabajo en una acería de Gary, Indiana.

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[2] La presencia recurrente del tema de la ruleta rusa en la película fue causa de más de un drama en la vida real. En julio de 1979 murieron dos personas y otra fue herida de gravedad en Manila, intentando emular a los personajes de la película en su juego macabro. Unas semanas antes, un orfebre, Enrico d’Andrea, se mató en su taller, en las cercanías de la Via Veneto de Roma, tentando a la suerte con una pistola Smith and Wesson 38.

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[3] «La reacción del público», explicó Cimino, «por lo menos para nosotros, los americanos, se explica en que la gente llevaba mucho tiempo reprimiendo toda reacción emocional relacionada con la guerra. Veíamos la guerra todos los días en la tele. A lo largo de diez años se había convertido en algo tan cotidiano y tan automático como una serie de televisión. A ello se añadía la evolución del tratamiento político de la guerra. Algo en El cazador rompió esta barrera. La gente ya no se limitaba a mirar, ahora participaban. Mucha gente me escribió confesándome que habían salido del cine, habían vuelto a casa apretando los dientes, que habían llorado toda la noche. Otros no pueden ir a trabajar al día siguiente, otros desaparecen durante dos días. Cuando hicimos el preestreno de Chicago, vi que algunas personas abandonaban la sala, pensé que la película iba a ser un fracaso y envié a mi ayudante a otear el panorama. Volvió diciéndome que la gente lloraba en los pasillos, se consolaban unos a otros, hablaban, se sentían unidos».

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