[1] Hoy, esta decisión puede producir extrañeza, dado que American Graffiti prometía ser un gran éxito, pero la economía de la ciencia-ficción era muy diferente. El más aclamado título reciente del género, 2001: una odisea del espacio (1968), había tardado cinco años en dar beneficios sobre su presupuesto de once millones de dólares.
[2] De las enseñanzas sobre la “fuerza vital” recopiladas por el antropólogo Carlos Castaneda tomó Lucas la idea crucial de la Fuerza, tangible y etérea a la vez, un campo de energía creado por todas las cosas vivas que hace del universo un todo compacto. En este concepto se engloban, diplomáticamente, las filosofías orientales y la ética judeo-cristiana de la responsabilidad y el sacrificio personal.
[3] Jedi era un término derivado del japonés “Jidai Geki”, que significa literalmente “drama de época”. Lucas mencionó en una entrevista que había visto uno de estos “Jidai Geki” en la televisión nipona y le gustó cómo sonaba.
[4] La elección de Toshiro Mifune era del todo lógica, dado que Lucas había basado parte del argumento de La guerra de las galaxias en una de las cints más famosas de Mifune con Akira Kurosawa, La fortaleza escondida.
[5] Curiosamente, otro de los jóvenes actores que se presentaron a las pruebas para el papel de Luke Skywalker fue William Katt. A Lucas no le convenció su interpretación, pero De Palma debió ver algo en él, porque le convirtió en uno de los protagonistas de Carrie.
[6] Esta idea probablemente acabó evolucionando al personaje de Lando Calrissian en El imperio contraataca.
[7] David Prowse provocaba la hilaridad general al empeñarse en recitar sus terroríficos diálogos con un fuerte acento de Bristol, por lo que su voz acabó siendo doblada por James Earl Jones.
[8] Las secuelas del accidente en el rostro de Hamill son evidentes en El imperio contraataca y El retorno del Jedi.
[9] La experiencia del Destructor Estelar que —aparentemente— avanzaba sobre las cabezas del público en la primera escena fue la clave para que todo el mundo se volviese loco de entusiasmo con ese novedoso sistema que respondía al nombre de Dykstraflex. El principio parecía muy sencillo: las naves espaciales estaban inanimadas, sujetas por barras de neón azul, y se filmaban individualmente con una cámara programada por ordenador que podía repetir sus movimientos precisa e indefinidamente. Después se unían cuidadosamente todos los elementos. Esta técnica fue básica para la revolución en los efectos especiales que representó La guerra de las galaxias.
[10] Como punto de referencia valga citar que 2001: una odisea del espacio contaba con 35 planos de efectos especiales contra los 365 del filme de Lucas. Las batallas aéreas entre los “X Wings” y las naves imperiales de Darth Vader se inspiraron en filmes de propaganda bélica con combates aéreos entre Spitfires y Messerschmidts. Por otra parte, en relación a la obra de Kubrick debe reseñarse también la sorprendente reducción del tamaño de las maquetas manteniendo similar fidelidad, efecto conseguido esencialmente gracias al rodaje en Vistavision y a la utilización de la cámara diseñada especialmente por Dykstra.
[11] Ben Burtt era un profesor asistente en el departamento de sonido de la escuela de cine en la USC cuando fue reclutado por Lucas para unirse a La guerra de las galaxias.
[12] A pesar de lo mucho que influyó el merchandising en el fenómeno de La guerra de las galaxias en los primeros estrenos de la serie, actualmente Lucasfilm está ingresando más dinero que nunca en derechos de patente (aunque la empresa no suelta prenda en cuanto a cifras, una estimación sitúa la recaudación global por derechos en cerca de cuatro billones de dólares). Los ingresos han aumentado desde hace ocho años, cuando, después de dejar reposar la película durante una temporada, Lucasfilm empezó a tantear el mercado con novelas sobre la serie. Los libros se auparon rápidamente a los primeros puestos de la lista de los más vendidos publicada por el “New York Times”; de la misma forma —más exactamente, en forma de progresión geométrica— aumentó la demanda de juguetes, tebeos, videojuegos, posters y demás artilugios.
[13] La guerra de las galaxias se estrenó en 21 salas de Estados Unidos y recaudó 215.443 dólares en su primer día de exhibición. Al final de su primera semana, la película se proyectaba en 42 salas y su recaudación había ascendido a 2.898.347 dólares. A finales de junio, hipnotizaba a los espectadores de 360 cines norteamericanos, y sus ingresos en taquilla habían doblado el presupuesto del filme: 20,5 millones de dólares. En el mes de noviembre, el filme de Lucas había arrebatado al Tiburón de Steven spielberg el título de película más taquillera de la historia del cine merced a una cifra de 193,5 millones de dólares recaudados. En España, La guerra de las galaxias atrajo a 5.572.006 espectadores en el año de su estreno.