[1] Arthur Jacobs fue uno de los implicados en el proyecto que reclamó la autoría de la escena. Así contó el origen de esta idea genial: «¡Qué gracia! Almorzaba con Blake Edwards —quien por aquel entonces tenía que dirigir la película— en el Yugo Kosherama Delicatessen, en Burbank, al otro lado de la calle donde se encuentra la Warner. Le decía: “Eso no encaja bien. Es demasiado previsible”. Añadí: “¿Y si nos hubiéramos quedado en la Tierra todo el tiempo sin que el protagonista ni el público lo sepan?” Blake contestó: “Estupendo, hablemos de ello con Rod”. Cuando salíamos, vimos la gran Estatua de la Libertad que se encuentra en el muro del restaurante. Nos miramos el uno al otro diciendo: “Rosebud”. De no haber almorzado ahí, el final hubiera sido muy distinto».
[2] «Taylor moría al recibir el disparo de un tirador simio justo después de ver la estatua», explicó Michael Wilson poco después. «Nova estaba embarazada del hijo de Taylor y escapaba a la “Zona Prohibida” más allá de la estatua. Pero estos planos desaparecieron del montaje final por la exigencia de un alto ejecutivo de la Fox. Creo que lo encontraba desagradable».