[1] Hitchcock adquirió los derechos del relato de Daphne du Maurier en el momento de su publicación, en 1952, y los incluyó más tarde en una antología de “Alfred Hitchcock presenta”.

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[2] En realidad, después de Psicosis, Alfred Hitchcock pensaba rodar Marnie, la ladrona, donde aparecen de nuevo los temas de la mujer ladrona y los desórdenes mentales, aunque atenuados con un romántico final feliz. Por desgracia, el interés de Grace Kelly por volver al cine se topó con la autoridad de los burócratas de Mónaco, paralizando el proyecto.

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[3] El “mago del suspense” había conocido brevemente a Evan Hunter mientras dirigía un episodio de la serie de televisión Alfred Hitchcock presenta: The Crystal Trench. Entre una impresionante lista de publicaciones (algunas de ellas bajo el seudónimo de Ed McBain), Hunter había contribuido a la revista de misterio del cineasta británico, había visto una de sus historias cortas adaptada para el programa de televisión de Hitchcock, él mismo había adaptado el relato de otro escritor para la misma serie, había visto dos de sus novelas convertidas en películas y había creado una serie de televisión que estaba a punto de comenzar aquella misma temporada.

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[4] Hitchcock amplió sus explicaciones en una entrevista concedida al periódico “Press Democrat” de Santa Rosa: «Elegí Bodega porque es pequeño, íntimo, aislado, con color, el lugar ideal para esta película. La gente es la apropiada para las escenas que necesito. La marisma de San Francisco —la península de Monterrey— no lo harían para nada».

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[5] Tanta perfección, sin embargo, no podía ser buena. Bahía Bodega era tan brillante y pintoresca que resultaba demasiado acogedora para el humor que Hitchcock estaba intentando conseguir. Los técnicos de hecho tuvieron que oscurecer los colores durante el proceso de montaje.

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[6] Los planos de los pájaros sobre la plaza Union, en el cielo sobre la casa de los Brenner y en la fiesta de cumpleaños de Cathy se obtuvieron filmando gaviotas en el vertedero de la ciudad de San Francisco. Los miembros del equipo atraían a los pájaros arrastrando grandes pilas de comida echada a perder y basura de las panaderías locales. Según el “Daily Production Reports” del estudio, los problemas con la niebla y, según se dice, el tiempo encapotado hicieron del rodaje un infierno. En total se filmaron más de veinte mil pies de película de gaviotas volando y lanzándose sobre pilas de basura.

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[7] Las imágenes de pájaros fueron “rotoscopiadas” una a una en la película de celuloide actual. El rotoscoping es una técnica de animación en la que las imágenes de metraje de acción filmado previamente en directo —en este caso pájaros lanzándose al agua para conseguir comida— son proyectadas sobre una mesa de dibujo u otra pieza de película. Esto permite al artista producir animaciones realistas en un periodo de tiempo relativamente corto.

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[8] «Alfred podía ser dos hombres distintos», dijo Tippi Hedren. «Era un director sensible y meticuloso que ponía tanto en cada escena y extraía de ella tanta emoción… y era un hombre que haría cualquier cosa con tal de arrancar una reacción de mí».

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[9] El equipo de producción de Hitchcock fue citado por delito de falta menor y multado con cuatrocientos dólares por tener más pájaros en su posesión de los que eran permitidos por la ley. Oficiales de la Asociación Humana Americana (American Human Association), que estuvieron presentes durante todo el rodaje, informaron de que los pájaros no fueron maltratados.

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[10] Rick Rosenthal dirigió una continuación de Los pájaros para la televisión en 1994, con el título The Birds II. Land’s End, protagonizada por Brad Johnson, Chelsea Field, James Naughton y Tippi Hedren en un papel distinto al que interpretaba en la cinta de Hitchcock. Descontento, sin duda, del resultado, Rosenthal firmó su trabajo con el seudónimo colectivo Alan Smithee.

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[11] Pese a tan hercúleos trabajos, Los pájaros no ganaría el Oscar a los Mejores Efectos Ópticos, su única nominación. La estatuilla fue a parar a Cleopatra, la superproducción protagonizada por Elizabeth Taylor, que junto con Ben Hur mereció una despectiva descripción por parte de Hitchcock: «Nada. Sólo grandes cantidades de personas y escenarios».

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