Durante el rodaje londinense hubo pequeñas crisis. Las escenas en el Pozo de las Almas se prolongaron durante diez agonizantes días. Steven Spielberg insistió en que se trajeran 4.500 serpientes más en avión desde Dinamarca para añadirlas a las miles que ya había disponibles. Cuando llegaron, se descubrió que el antídoto importado desde la India estaba caducado desde hacía dos años. Se trajo otro y había una ambulancia preparada en todo momento. Pero alguien dejó de vigilar al inofensivo batallón de serpientes y 2.000 de ellas desaparecieron. Si fueron vendidas como souvenirs o si aún viven en los suburbios de Londres sigue siendo un misterio. Por seguridad, durante la filmación de esta secuencia cada miembro del equipo tenía que llevar ropa protectora, consistente en botas altas de goma y pantalones y chaquetas de lona reforzada. Los médicos aguardaban nerviosos en la puerta del set, con el antídoto preparado.