«Me sentí compenetrado con él desde el primer momento. Vi que creía firmemente en su proyecto y sentí la necesidad de llevarlo a la práctica… Intuí que había en él un realizador con ideas nuevas y ambiciosas», dijo Robert De Niro cuando un desconocido Michael Cimino fue a solicitarle su colaboración en un guión titulado El cazador.
El hecho de que John Cazale, enfermo de cáncer, avisara a Michael Cimino del riesgo que le amenazaba contribuyó sin duda a reforzar la atmósfera fúnebre del rodaje de El cazador. Consciente de que Cazale era el intérprete ideal para el papel de Steven, Cimino se enfrentó a la compañía EMI para mantenerlo en el reparto. La enfermedad del actor avanzó durante la filmación, y Cazale murió al poco de terminar la película, aunque no alcanzó a ver el estreno. Meryl Streep, su compañera, se esforzó por hacer más llevaderos los últimos días de su amado. Estas dramáticas circunstancias influyeron sin duda en la creación del bonito personaje de Linda, quien, fiel a Nick, acepta volcar su amor en Michael.
En esta epopeya exaltadora de los valores y del modo de vida americanos, la guerra, con su carga de horrores y violencia, aparece como un escenario lejano, en un segundo nivel de narración. El primero se centra en la historia de cinco amigos, jóvenes obreros metalúrgicos de una urbe industrial de Pennsylvania. Pertenecen a una minoría étnica, concretamente a una comunidad de origen lituano y religión ortodoxa, y participan de sus conflictos y sus ritos: los noviazgos, el trabajo, la caza, la diversión. Esta vida apacible, casi bucólica, está condenada a desaparecer ante la llamada a filas de tres de ellos. La acción transcurre en 1968, los Estados Unidos están en guerra con Vietnam del Norte y los amigos deberán marchar a Indochina. Antes de partir se celebra la boda de uno de los futuros soldados (imagen anterior), una de las secuencias memorables de la película, y los amigos salen a cazar juntos, a modo de despedida.