Como George Lucas tenía muy claro que deseaba caras nuevas para encarnar a los protagonistas de La guerra de las galaxias, unió fuerzas con su amigo Brian De Palma —otro brillante cineasta surgido de la universidad—, que estaba buscando el reparto de Carrie. Tras entrevistar a cientos de actores, se decidió por el desconocido Mark Hamill, para el papel de Luke, y por Carrie Fisher —hija de Debbie Reynolds y Eddie Fisher, sin otra experiencia que una breve aparición en Shampoo— para el de Leia. A Harrison Ford (imagen anterior), más experimentado y con quien ya había trabajado en American Graffiti, le confió el personaje de Han Solo.

El rodaje de La guerra de las galaxias estuvo cargada de desafíos y desastres. Nunca se había exigido la magia técnica que se requería aquí, y Lucas confió en un equipo muy joven de inventivos ingenieros y en los especialistas en animación de Madison Avenue.

Anthony Daniels (C-3PO) fue el actor que peor lo pasó durante la filmación y aún antes, durante las pruebas a las que fue sometido en Londres, en las que pasó días enteros cubierto de vaselina y materia plástica. Daniels ingresó en el Guinness como el intérprete que más veces se ha desmayado en un rodaje.

Eterno compañero de Han Solo, Chewbacca (Peter Mayhew) es un peludo wookie, con una fuerza descomunal y más de dos metros de altura. Come lo que le echen, es gracioso, y se pasa media película gruñendo y la otra media arreglando los fallos del Halcón Milenario.