Obsesionado con su «nueva creación», Alfred Hitchcock se dio a la amargura cuando su actriz se negó a permitir que controlara su vida profesional y personal. Después de una semana de padecer los ataques de una horda de aves auténticas que la llevaron al desquiciamiento emocional, Tippi Hedren oyó decir al director que lo único que pretendía era que la toma fuera perfecta. La actriz se reveló en Los pájaros como la última gran heroína hitchcockiana. No era una gran actriz, pero daba muy bien el tipo del iceberg bajo el que se esconde un volcán.

Las secuencias de ataque de los pájaros de la película se produjeron usando gran número de técnicas diferentes. Los planos de los pájaros lanzándose en picado sobre Bahía Bodega durante el incendio de la gasolinera se consiguieron filmando gaviotas que estaban cogiendo comida en los acantilados de la isla de Santa Cruz al sur de California. El filme también destaca por el innovador empleo de las retroproyecciones, que, combinadas con aves mecánicas y algunas auténticas, convierten cada ataque en una experiencia estremecedora. La también innovadora banda sonora electrónica, supervisada por el gran Bernard Herrmann, incrementa la tensión, una mezcla de sonidos extraños que intercala trinos y aleteos ominosos. La partitura es una experimental mezcla electrónica de píos, graznidos y chillidos de inquietos pájaros omnipresentes.