En la segunda semana de rodaje de Sabrina, Bogart ya estaba convencido de que Wilder, Hepburn, Holden y Lehman conspiraban contra él. Después de trabajar, observaba cómo todos se retiraban al trailer de Holden. Nunca le invitaron a unirse a la fiesta. Pero la conspiración sólo existía en la mente del actor: Bogie era frecuentemente excluido de las confraternizaciones después del trabajo sencillamente porque no era muy divertido estar con él. No todos los protagonistas se llevaron mal. Audrey Hepburn y William Holden, ciertamente, sí se llevaron bien. Entre ambos surgió un apasionado romance. Su atracción mutua era algo evidente para todos los miembros del equipo, pero querían mantener su affaire en secreto: al fin y al cabo, Holden estaba casado con la actriz Brenda Marshall y tenía dos hijos de corta edad, y Audrey era la nueva y recatada novia de América.
Humphrey Bogart estaba obsesionado por el hecho de que el director le dedicaba demasiados planos a William Holden y por el presentimiento de que Billy Wilder terminaría modificando el final del guión, haciendo que él se quedara con la chica. Bogie se refería a Sabrina como «un barril de mierda».