Necesitaba comprobar unos cuantos números de matrícula y alguna información más sobre Mercurio y su compañero. Dicen siempre en las noticias que la mayor parte de las infidelidades se producen con compañeros de trabajo, y aunque no eran exactamente compañeros de trabajo, los guardias y las putas comparten el mismo mundo, por lo que no me extrañaba que los compañeros tuviesen un affaire con un par de muñequitas de pago y se diesen cuartada el uno al otro. Cuando uno tiene una aventura con una puta tiene que extremar las precauciones porque las putas son llamativas y escandalosas por naturaleza; no se ponen perfume, te asfixian con él, no se maquillan, se pintan, y así sucesivamente. Recuerdo que una vez, cuando aún estaba casado, me di un capricho con una guacamaya de película y después de ducharme me di cuenta de que estaba repleto de purpurina, tuve que darme con la piedra pómez hasta en el pito, y no os imagináis cómo duele, para quitarme toda esa mierda. Por lo que darse coartada el uno al otro utilizando las horas de trabajo para echar un caliqueño me parecía lo más inteligente. Que Alfredo Mercurio fuese el Kamikaze de La Parrilla era una teoría que había descartado, porque me parecía disparatada.
Renovar el permiso de armas de la gente de los pueblos ha sido durante años una de mis dedicaciones, por lo que tengo algunos buenos amigos en intervención de armas. En Cuenca todo se mueve por influencias, tienes que conocer a la gente y ser conocido por la gente para ser alguien. Cuenca funciona como una intrincada red de influencias y favores donde se heredan amigos y enemigos en función de tus influencias. Es como trabajar con los bancos, siempre estás en deuda, nunca en paz. Parece complicado, pero así es Cuenca, y así tienes que ser si vives en Cuenca. Pedí a mi amigo de intervención de armas que me facilitase los nombres de los propietarios de los coches con sus correspondientes direcciones y quiénes de los propietarios tenían antecedentes penales. Eran siete matrículas. Necesitó dos llamadas y una botella de aguardiente de la Frontera que le llevé como presente; y ¡Bingo! Uno de los conductores tenía antecedentes por menudeo con mariguana. No era mucho, pero era un lugar por donde empezar. También departimos sobre la gloria divina y el sexo de los ángeles, aunque no conseguí sonsacarle mucho del compañero de Mercurio: hombre soltero, sin novia, licenciado en derecho, jugador de frontenis y asiduo al gimnasio en lugar de al Rosly, metrosexual de esos que comento todo light… no parecía un guardia civil.