LAS ARDENAS
Frente occidental
16 y 17 de diciembre de 1944
Robert Posey no podía seguir esperando. Se había reservado el último regalo navideño de su esposa, Alice, la caja grande donde ponía «De tu familia con amor», hasta día de Navidad.[131] Pero llevaba seis días esperando y todavía era el 16 de diciembre. No podía más, de modo que rompió el envoltorio y rebuscó entre el relleno del embalaje. Por fin sus dedos tocaron un frío objeto de plástico. Extrajo el regalo de la caja. Era un disco de fonógrafo.
Esa misma noche le escribió a Alice:
La mayor sorpresa de todas ha sido el disco con la felicitación de Navidad. Al momento he salido corriendo para la compañía de Servicios Especiales, donde el sargento lo ha puesto en una radiogramola y yo he pasado a la habitación contigua para escucharlo a través de la radio. Es el mejor regalo del mundo. Vuestras voces se oyen perfectas; hasta las instrucciones tras el micrófono que le das a Dennis para que «diga lo que quiera» se oyen sin perder una sola sílaba. Era como estar escuchando un programa de radio en el que aparecierais los dos. Bastaba con girar el botón para oíros más alto o más bajo. La cancioncilla era encantadora. Ha sido una auténtica alegría oíros. No he notado ningún cambio. Por alguna razón me esperaba que a Dennis le hubiera cambiado la voz desde la última vez que lo vi; pero por lo que veo sigue siendo un chiquitín y mi gatita [Alice] sigue siendo algo tímida.[132]
Más tarde, esa misma noche, tuvo otra sorpresa. El servicio de radio anunció que los alemanes habían lanzado una ofensiva y los Aliados estaban replegándose.
Walker Hancock recibió la noticia de la ofensiva de las Ardenas al día siguiente, al ser detenido por una unidad avanzada que le informó de que el pueblo que pretendía visitar, Waimes, había caído en manos alemanas. Pasó la noche siguiente viajando en dirección oeste en un convoy a oscuras, siguiendo durante horas el pequeño ojo de gato de color verde colocado en el parachoques trasero del jeep de delante. Los bombardearon una sola vez. Pasó la Nochebuena en un sótano de la ciudad belga de Lieja; a la mañana siguiente, la misa de Navidad quedó interrumpida por las bombas alemanas.
Ronald Balfour, el erudito británico destacado con el 1.er Ejército canadiense en la punta septentrional del tridente aliado, vivió la batalla desde el hospital. El 29 de noviembre, cuatro días después de entrar en Holanda, se había roto el tobillo en un grave accidente con un camión. No se reincorporaría al servicio activo hasta mediados de enero.
Pese a sus tácticas dilatorias y a la sincera esperanza de Walker Hancock en el regreso de su mentor al 1.er Ejército, George Stout había sido oficialmente destinado al XII Grupo de Ejércitos estadounidense a principios de diciembre. Esto significaba una prolongada estancia en el cuartel de Versalles, a las afueras de París. El 14 de diciembre de 1944 inspeccionó la colección medieval del palacio junto con James Rorimer y las semanas siguientes se dedicó a redactar los informes relativos a la actividad de los hombres de Monumentos durante 1944 y a revisar los trámites oficiales. «Paso la mayor parte del tiempo encerrado —le escribió a su esposa, Margie—, trabajando frente a un escritorio. No me quejo, porque hace mal tiempo.»[133] Fue el peor invierno de los últimos meses: niebla, frío; se dice que se congelaba incluso el gasóleo. Hasta París había quedado sepultada bajo un triste manto de nieve.
Con la infantería diezmada por el repentino avance de los alemanes, el 3.er Ejército estadounidense había pedido refuerzos. Robert Posey, el oficial de Monumentos de Alabama con vocación de soldado, se presentó voluntario. Posey no estaba entrenado para entrar en combate y su vista era tan mala que no acertaba a distinguir a un soldado enemigo a cien metros, pero las instrucciones eran sencillas: «Dispara hasta que no puedas más».[134] Y eso hizo: disparar a través del helado y nevado bosque de las Ardenas hasta que se le acababa la munición y tenía que recargar. Las balas enemigas silbaban entre los árboles helados, pero cuando sus compañeros de armas empezaron a avanzar, avanzó con ellos abriéndose paso a balazos por el claro hasta el bosque cubierto de bruma.