LA TAREA
Sur de Inglaterra
Finales de mayo de 1944
El 26 de mayo de 1944, el general Eisenhower, comandante supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas, promulgó la siguiente orden.[37] A diferencia de Italia, donde la orden fue emitida casi seis meses después del comienzo de la invasión de Sicilia, ésta llegaba once días antes de la invasión del norte de Europa.
Pronto entraremos en el continente europeo para librar una batalla en defensa de nuestra civilización. Durante el avance, inevitablemente encontraremos monumentos históricos y centros culturales que a ojos del mundo simbolizan todo aquello por lo que estamos luchando.
Es responsabilidad de todos los comandantes proteger y respetar estos símbolos siempre que sea posible.
En ciertos casos, la negativa a destruir estas preciadas obras puede comprometer el éxito de la operación militar. Si esto ocurre, como en Cassino, donde el enemigo se aprovechó de nuestros vínculos emocionales para consolidar su defensa, las vidas de nuestros hombres serán lo primordial. Cuando la necesidad militar lo dicte, los comandantes podrán ordenar que se tomen las acciones pertinentes aunque ello suponga la destrucción de un lugar protegido.
Sin embargo, hay muchas circunstancias en que los daños y la destrucción no son necesarios y no pueden justificarse. En estos casos, los comandantes deberán aplicar la moderación y la disciplina con el fin de preservar lugares y objetos con valor histórico y cultural. Los oficiales de Asuntos Civiles informarán a los comandantes de la localización de este tipo de monumentos históricos, tanto en la línea del frente como en las zonas ocupadas. Dicha información, junto con las instrucciones pertinentes, será transmitida por la línea de mando al personal de todas las graduaciones.
EISENHOWER
Al día siguiente, la MFAA remitió al general Eisenhower, en el Cuartel General Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas (SHAEF por sus siglas inglesas), una lista de monumentos protegidos en Francia. Militares y civiles tenían el corazón en un puño. La guerra entera dependía de un salto a lo desconocido: la Operación Overlord, el desembarco en Francia. Tras ser informado del plan, Winston Churchill le estrechó la mano a Eisenhower y le dijo con lágrimas en los ojos: «Estoy con usted hasta el final; si esto fracasa, caeremos juntos».[38] En el mejor de los casos, una derrota significaría otros dos años para reagruparse y trazar un nuevo plan; en el peor, la caída de Gran Bretaña. Nadie quería interponerse en el camino hacia la victoria, y menos que nadie los oficiales de campo encargados de aprobar las listas de áreas protegidas en la zona de batalla. Así, el listado de monumentos protegidos de la MFAA fue rechazado por los oficiales de campo por demasiado extenso y perjudicial para las maniobras bélicas.
Era hora de que los jefes de la MFAA tomaran una decisión: ¿debían doblegarse bajo la presión de los militares o defender su misión y sus convicciones? En vez de modificar la lista, Woolley decidió ampliarla. De los 210 edificios protegidos de Normandía, según comunicó al SHAEF, 84 eran iglesias. Del resto, la mayoría eran ruinas romanas o medievales, círculos megalíticos prehistóricos, fuentes y estructuras semejantes que en nada podían aprovecharle al ejército. De acuerdo con sus estimaciones, en toda Normandía sólo había 35 edificios susceptibles de uso militar legítimo vedados por las restricciones de la MFAA. Los mandos militares leyeron estas explicaciones y la lista quedó aprobada de inmediato. El 1 de junio, la MFAA ya contaba con todos los miembros que se desplazarían al campo de batalla. Quince hombres servirían en el continente, excluyendo Italia: ocho estadounidenses y siete británicos (otro estadounidense y otros tres británicos habían llegado desde la «foto de grupo» de Stout en marzo, destinados a «unidades de campo» en Francia, Bélgica y Alemania). Siete de ellos trabajarían en el SHAEF, en tareas estrictamente organizativas. Los otros ocho fueron destinados a los ejércitos británico y estadounidense y a la zona de comunicaciones. Para resaltar la naturaleza conjunta de la operación, algunos hombres no fueron asignados al ejército de su país; así, uno de los estadounidenses pasó al XXI Grupo de Ejércitos británico y uno de los británicos al 1.er Ejército estadounidense. Por imposible que pueda parecer, estos ochos oficiales eran los responsables de inspeccionar y preservar todos los monumentos importantes que las fuerzas aliadas encontraran entre el canal de la Mancha y Berlín.