III
EL HIJO Y EL NIETO

El príncipe Carlos se hace cargo de la herencia neerlandesa y española. – Proclamado rey en Bruselas. – Viaje por mar a España. – Tremenda decepción por parte de los arrogantes flamencos. – Entrada triunfal en Valladolid. – El fausto de los borgoñones y la sencillez española. – Dificultades de convivencia y los numerosos malos entendimientos. – La túnica corta y la túnica o capa corta. – La marioneta real. – La oposición de las Cortes. – Promesas y realidades. – Carlos es coronado emperador en Aquisgrán. – Sublevación en Castilla. – El partido y reinado de Juana. – La victoria de la nobleza sobre los sublevados. – El regreso del emperador. – Consolidación de su poder en España. – Disolución definitiva del reinado simulado de Juana. – Carlos V se hispaniza rápidamente. – La idea de un imperio universal. – Su reino español. – Su posterior participación en la continuación de la obra realizada por doña Isabel y don Fernando. – El conflictivo año 1555. – Carlos V y Felipe II. – En qué medida, herederos de los males de Juana. – Carlos V, desde su juventud, un anciano. – Los dos retratos de Tiziano. – Una glotonería insaciable. – Melancolía y abulia. – La obstinación como defensa transitoria. – Felipe II, «un poco frío». – Un personaje verdaderamente trágico. – Coleccionista de féretros. – El traicionado. – El calumniado. – Su melancólica seriedad, debida a un grave peso heredado. – La risa ausente. – Tendencia a la soledad. – El Escorial. – Su indecisión también forma parte de la herencia recibida. – El eterno pensare, discorrere e conferire. – La terquedad como compensación. – Carlos V y Felipe II, epilépticos en su juventud. – Equilibrio logrado gracias a la salud en la sangre habsburga y borgoñona.