Capítulo IV

ESQUEMA DE LA DESESPERANZA

1. A pesar de las posibilidades existentes hemos renunciado desde el primer momento a poner fin a la división entre los territorios vasco-catalán, a pesar de que no les separa una distancia mayor de 175 kilómetros y, a pesar también, de que una acción convergente estaría apoyada en sus flancos por el río Ebro y por el macizo montañoso de los Pirineos. Hemos renunciado igualmente a acabar con el pasillo entre Asturias y la frontera portuguesa para aislar a Galicia del resto de los sublevados, a pesar de que la distancia a recorrer no es superior a ciento veinte kilómetros, a pesar de que la pérdida de Galicia sería para Franco un golpe mortal. No hacemos nada por cortar el pasillo extremeño y aislar a las fuerzas enemigas de una de sus bases fundamentales y poder posteriormente caer sobre las bases franquistas de Sevilla y Cádiz.

2. El enemigo por su parte y a través de sus avances, ha logrado unir sus núcleos de Sevilla, Córdoba y Granada y lo que es mucho más grave: al avanzar hacia la Sierra de Gredos ha conseguido unir a sus ejércitos del Norte y del Sur.

3. Largo Caballero, nuevo jefe de Gobierno y Ministro de la Guerra en vez de precipitar la creación del Ejército Regular Popular para aprovechar todavía sus grandes posibilidades existentes y recobrar la iniciativa, se limitó al tomar posesión del poder a decir: «España es un país de guerrilleros, por lo tanto, no se hace necesaria la creación del Ejército Popular; las fortificaciones no son necesarias ya que en el caso de que los milicianos supieran de su existencia retrocederían para buscar protección en ellas». A eso hay que añadir las palabras del general Asensio, ascendido por Largo Caballero y nombrado subsecretario de la Guerra y de hecho convertido en el cerebro militar del hombre que si ayer se creyó Lenin hoy se creía Clausewit: «Madrid es más fácil de conquistar que de defender».

Nota oficial del gobierno francés. — «El gobierno francés después de haber deliberado en Consejo de Ministros, decidió no intervenir de ninguna manera en el conflicto interior de España. Esta tesis sostenida por Ivon Delbos, ministro de Negocios Extranjeros, ha sido aprobada por unanimidad».

Declaración de Ivon Delbos en la Cámara de Diputados. — «Hubiéramos podido enviar aviones al gobierno español, gobierno de derecho y de hecho. No lo hemos hecho ante todo por doctrina y humanidad y para no dar pretexto a los que se sienten tentados de dársela a los rebeldes».

Iniciativa de Léon Blum. — «El gobierno francés se preocupa de hacer prevalecer todas las medidas susceptibles de aliviar las agitaciones en España y de cortar allí agitaciones extranjeras cuyas consecuencias serían perjudiciales al mantenimiento de las buenas relaciones internacionales»… «A este efecto, decidió dirigir un llamamiento apremiante a los principales gobiernos interesados para la adopción rápida y la observación rigurosa respecto a España de reglas comunes de «no intervención»… «El gobierno francés, por su parte, ha observado hasta aquí de la manera más estricta la decisión de no autorizar ninguna exportación de armas a España, ni aun para la ejecución de contratos firmados antes del comienzo de las revueltas en este país».

El conde de Ciano, ministro de Relaciones Exteriores de Italia. —El 5 y 6 de agosto los nueve aparatos italianos divisaron las naves rojas que atravesaban el estrecho, las atacaron y las obligaron a huir protegiendo así el paso del primer convoy que pudo desembarcar en Algeciras: cinco mil hombres y artillería. A partir de aquel día las patrullas legionarias, reforzadas inmediatamente con otros aparatos de bombardeo y caza, aseguraron eficazmente el paso del mar neutralizando la acción de las naves rojas.

Ivon Delbos sigue hablando. — «M. Ivon Delbos, ministro de Negocios Extranjeros de Francia, ha expuesto la situación exterior, tratando en particular de los acontecimientos de España. El ministro ha recordado la decisión tomada precedentemente acerca de la «no intervención». Con la inquietud de prevenir complicaciones internacionales y, aunque se trata del gobierno legal de una nación amiga, el gobierno ha decidido que no fuera permitida ninguna exportación de material de guerra destinado a España, a reserva de facultar eventualmente la entrega para la industria privada de aviones desarmados. Y puesto al corriente de determinados suministros a los rebeldes, dirigió a los Estados más directamente interesados, un llamamiento perentorio con objeto de adoptar reglas comunes de «no intervención» en los asuntos de España, pero debió reservar la libertad de Francia hasta la realización del Acuerdo por ella propuesto. Teniendo en cuenta la marcha de los acontecimientos y cada vez más convencida de que una competencia entre las naciones por el apoyo prestado a la República Española o a los rebeldes llevaría consigo las más peligrosas amenazas para la paz, el gobierno francés, con el apoyo del gobierno británico, ha tomado una nueva iniciativa. Sometió a todas las potencias interesadas el texto de un Acuerdo fijando las reglas precisas que permitieran hacer eficaces los compromisos comunes. La respuesta de principio, casi unánimemente favorable que ha llegado hasta el día de hoy en lo que respecta al proyecto mismo del acuerdo, permiten esperar una solución próxima. En estas condiciones, el gobierno ha decidido suspender las exportaciones destinadas a España, exportaciones que se referían solamente a entregas contenidas en el marco de la decisión del 25 de julio. Espera firmemente que su actitud facilitará la conclusión más rápida posible del Acuerdo definitivo que ha propuesto en interés de la paz internacional».

El conde de Ciano, ministro de Relaciones Exteriores de Italia — «Los rojos que poseían Menorca, habían conseguido en el primer mes de guerra desembarcar en Mallorca con unos millares de milicianos que apoyados por la flota y la aviación gubernamental, amenazaban Palma. La situación era francamente crítica en la segunda mitad de agosto, cuando llegaron a isla unos pocos aviones italianos, que supieron batir a la aviación adversaria, obligaron a huir a los buques que transportaban las tropas y comenzaron a batir las posiciones enemigas. Al mismo tiempo desembarcaba en Palma un grupo fascista italiano el conde Rosi, y bajo su guía la liberaron completamente. Después y siempre, con la ayuda de la aviación, se consigue ocupar Ibiza y Formentera».

9 de septiembre. Sala de Locarno del «Foreign Office». — Primera reunión del Comité de «no intervención». Los reunidos al final de la sesión, dan a la publicidad la siguiente nota: «La sesión de apertura del Comité Internacional para la aplicación del acuerdo relativo a la «no intervención» en España se abrió esta mañana en la Sala Locarno del «Foreign Office»… «A la reunión asistieron los representantes de los países siguientes: Francia, Inglaterra, Alemania, Portugal, Italia, Checoslovaquia, U.R.S.S, Polonia, Albania, Austria, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Rumania, Suecia, Turquía y Yugoslavia»… «A propuesta del embajador de Francia, W. S. Morrison, secretario de la Tesorería, ha sido elegido presidente del Comité»… «El Comité expresó el deseo de reunirse lo más pronto posible. L reunión será convocada, por consecuencia, por el Presidente tan pronto como, a su juicio, se hayan recibido materiales para este fin».

«L'Oeuvre» de Paris publica la siguiente noticia. — «El periódico italiano «Voce degli italiani», dice que el gobierno italiano ha vendido a Franco doce submarinos que continuarán con tripulaciones italianas».

* * *

Los días comienzan a hacerse tristes y cortos. Madrid adquiere un aire más sombrío. Es el otoño y la guerra. Y las hojas de los árboles comienzan a desprenderse, Y la gente empieza a sentir el relente del Guadarrama y a encogerse un poco más cada día.

Castro sigue su vida.

Mejor dicho, su lucha.

Y cuando tiene tiempo para mirar los mapas se está tiempo y tiempo sobre ellos mirando y mirando el avance de las fuerzas del general Franco. Y se le figura que un buitre inmensamente grande se acerca en su vuelo hacia la capital de España.

Y sin saber por qué, ahora habla menos que nunca.