<Alergia —informó Ax—. Has adquirido un animal al que eres alérgica. A veces sucede.>
—¿Me estás diciendo que las mutaciones incontrolables son provocadas por una alergia? ¿Que soy alérgica? ¿A qué?
—¿Cuál fue el último animal que adquiriste? —preguntó Cassie y al instante encontró la respuesta—. El cocodrilo. Eres alérgica a ellos.
Estábamos en el bosque que hay pasada la granja de Cassie. Allí nos encontrábamos a salvo, íbamos muchas veces para reunirnos sin que nadie nos molestara. Además Ax tenía que recuperar su forma de andalita y Tobías… Bueno, Tobías debía salir de caza antes de que anocheciera.
Mientras nosotros hablábamos, Tobías había buscado acomodo en una rama y desde allí veía la pequeña pradera, poblada por docenas de ratones.
Tobías mantenía su vista de láser fija en la alta hierba del prado. Los otros echaban fuego por los ojos, excepto Cassie, claro, que se limitaba a hacer gestos con la cabeza. Se sentía culpable por haberse convertido en mi cómplice.
—¿Me estás diciendo que por el hecho de haber adquirido el cocodrilo he perdido el control sobre mis poderes de transformación?
<No del todo, sólo un poco. Es… es como cuando un humano se pone de repente a exhalar violentamente por la nariz mientras grita, ¡achís!>
—Estornudos, ¿quieres decir que lo mío sólo han sido estornudos?
<¡Ajá!>, exclamó Tobías. Abrió las alas y se precipitó hacia la hierba. Planeó a ras del suelo, un instante después pareció abombarse, adelantó las garras y le perdimos de vista durante un rato.
—Otro ratón que muerde el polvo —comentó Marco.
<Sí, Rachel —confirmó Ax—, has venido padeciendo una alergia al ADN de cocodrilo.>
—Entonces, ¿qué hago? ¿Hay alguna medicina o algo que me pueda ayudar?
<No hay ninguna medicina, al menos no una que los humanos puedan crear, pero se desencadena un proceso, es decir algo que ocurre de forma natural en estos casos. Lo llamamos hereth illint.>
—Qué nombre tan poético —opinó Cassie.
<Literalmente sería algo así como: «eructar el ADN».>
—Eso sí que es poético —replicó Marco, riéndose.
<Como no tenemos boca, no utilizamos palabras como «escupir» o «vomitar». Por eso hablamos de hereth.>
—¿Y qué se supone que debe hacer Rachel? —preguntó Jake sonriendo también—. Para provocar el proceso, quiero decir.
<El ADN en cuestión antes o después saldrá de tu sistema, pero es imposible prever cuándo. Debes tener mucho cuidado porque el cocodrilo es una criatura peligrosa.>
—Parece fácil —repuse—. Yo soy bastante precavida.
<No es tan fácil. Verás, tienes que ser capaz de transformarte en el animal a la vez que mantienes tu propio cuerpo. Debes crear un animal completo a partir del exceso de materia que se encuentra flotando en el espacio cero.>
—¿Perdón? —pregunté mirando fijamente a Ax.
<Hasta que se produzca el hereth illint, podrás atenuar los síntomas si permaneces tranquila y controlas tus emociones. Las transformaciones que sufriste en el agua sin tú desearlo sucedieron porque estabas furiosa o afectada por algo.>
—Sí —me encogí de hombros—, estaba furiosa porque ese estúpido de Jeremy Jason McTraitor está traicionando no sólo a todas sus fans sino a toda la humanidad, que es peor.
<También dijiste que ocurrió algo parecido cuando estabas en el despacho de Chapman, ¿no? Pasaste miedo o algo así.>
—Sí —asentí—, aunque no fue tanto miedo como nervios.
<¿Y la primera vez, en tu casa? ¿Estabas también enfadada o nerviosa?>
—Qué va, no estaba de ninguna manera —contesté sin inmutarme.
—¿Qué estabas haciendo justo antes de que todo empezara? —preguntó Jake.
—No me acuerdo —mentí descaradamente.
—Rachel —intervino Cassie, que me miraba con una ceja levantada—, estabas sacando fotos de Jeremy Jason de Internet.
—Oh, era a-m-o-o-r —graznó Marco, estirando la palabra—. Ese terrible y peligroso sentimiento llamado amor adolescente. La pasión cegadora, el deseo ardiente, la atracción fatal invadieron a Rachel, que…
Interrumpí su bonito discurso para agarrarlo del cuello y estrangularlo, pero se protegió detrás de Ax.
—… se convirtió en un animal salvaje —continuó Marco—, en varios, de hecho. ¡Se transformó en el caimán del amor!
—Cocodrilo, para ser exactos —corrigió Jake.
En ese momento noté que por toda mi piel asomaban los primeros retazos de lo que parecían plumas de águila de cabeza blanca. Solté un gemido.
<¿Ves? —comentó Ax al percatarse de la mutación—. Las pasiones encendidas y los sentimientos disparan la reacción alérgica. Debes intentar eliminar las emociones.>
—¿Y si empiezo por eliminar a Marco? —gruñí.
—Genial —añadió Marco—. La poderosa Xena tiene una debilidad: las emociones humanas. Es una víctima del a-m-o-o-r.
—Marco —Jake le agarró un brazo y lo apretó con fuerza—, si continúas así, se enfadará y se transformará. Acabará convirtiéndose en un oso enorme. ¿Te apetece ver a un oso furioso?
Marco vaciló. Me miró y se mordió el labio.
—He captado el mensaje, Jake. Mejor me marcho a ver qué tal le sienta el ratón a Tobías.
Cuando por fin pude tranquilizarme, la mitad de mi cuerpo ya se había cubierto de plumas. Hasta ahí llegaron mis nervios.
—Ax, dile a Rachel todo lo que sepas sobre el hereth para que esté preparada. Y Rachel, trata de pasar inadvertida. Por ejemplo, no vayas al colegio, y olvídate de ir a ese programa de la televisión en el que sale Jeremy Jason. Visser Tres sabe que estamos detrás de la estrella. Estoy seguro de que lo convertirá en controlador sin perder un minuto. Nuestro joven actor ha visto demasiado.
—¡Debemos impedirlo! Hay que evitar a toda costa que promocione La Alianza. Podríamos secuestrarlo y encerrarlo en algún sitio durante tres días hasta que el yeerk de su cerebro muera.
—Sí, ya sé que debemos impedirlo y lo haremos. Pero antes hay que pensar en el modo de llegar hasta él.
—Seguro que participa en el show de Barry y Cindy para promocionar La Alianza y después se irá de la ciudad —observé—. Es la ocasión perfecta. No podemos acercarnos a ese maldito yate otra vez porque estarán alerta. Nos querrán encontrar por todos los medios. Me temo que el programa es nuestra única oportunidad.
—Quizá tengas razón —admitió Jake—, o quizá debamos dejarlo y olvidarnos de todo —su sonrisa se evaporó y me lanzó una mirada fría—. Deberías haberlo pensado antes, Rachel. Has echado todo a perder porque ahora Visser Tres sabe que nuestro objetivo es Jeremy Jason. La próxima vez espero que nos avises de que no estás en situación de llevar a cabo una misión.
Hubiera respondido… de hacer tenido algo que decir. Pero mi primo tenía toda la razón.
Miré a Cassie. Mi amiga tenía la vista fija en el suelo, como si sintiera vergüenza. Ax miraba con los cuatro ojos en otra dirección, parecía muy ocupado en observar algo fascinante.
No veía a Tobías, andaría por la pradera todavía. Pero, sin duda, oyó nuestra conversación porque me susurró en privado:
<Ey, no te preocupes, Rachel. No pasa nada.>
—Me temo que sí pasa —murmuré entre dientes.