Notas

[1] Pedro procede de traducir al latín el termino griego kephas, que quiere decir «cabeza», o «piedra». Dicho término aparece en el famoso pasaje del Evangelio según San Mateo (Mt XVI, 15-19) que suele utilizarse para justificar la designación de San Pedro como fundador y líder de la Iglesia.<<

[2] Primera Epístola Universal de San Pedro Apóstol, 5:13.<<

[3] De cualquier forma, sea la Epístola obra de Pedro o no, sirve, eso sí, para certificar la existencia a finales del siglo I de una tradición que localizaba a «la piedra de la Iglesia» en Roma. <<

[4] Al parecer en el caso de Pablo no hay lugar a la duda, y los historiadores coinciden en dar su presencia en Roma como algo seguro. <<

[5] Ramos-Oliveira, Antonio. Los orígenes del cristianismo y la Iglesia. Ed. Oasis. México, 1972. <<

[6] Carta a los Corintios. <<

[7] Historia Eclesiástica, Tomo I, Libro 2, XXV. 6 y 7. <<

[8] Tertualiano es el primer autor en mencionar la crucifixión de San Pedro. <<

[9] En realidad, ya se habían realizado unas «excavaciones» en el mismo lugar en 1624, durante el papado de Urbano II. En aquella ocasión las obras se habían puesto en marcha para colocar el baldaquino de Bernini que puede contemplarse hoy sobre el altar mayor. Sin embargo, nada más ponerse a trabajar, los obreros comenzaron a morir uno tras otro. Aquello, acompañado por la aparición de restos del cementerio pagano que había debajo, desataron los rumores sobre la existencia de una «maldición» de San Pedro —al más puro estilo de las maldiciones egipcias—, que acababa con todo aquel que osara perturbar su descanso. <<

[10] Recordemos que en aquella época los cristianos eran acusados de ateos, ya que negaban la existencia de los dioses paganos adorados por los romanos. Si Pedro fue crucificado durante la persecución lanzada por Nerón, es lógico suponer que cualquier cristiano seguidor del apóstol que hubiera requerido la entrega de los restos de un reo a las autoridades habría corrido idéntico destino. <<

[11] El lector encontrará al final del libro un anexo con el fragmento de texto en el que Ireneo menciona a los «supuestos» primeros obispos de Roma. <<

[12] Marción fue un rico naviero que llegó a Roma en torno al año 140. Su visión del cristianismo difería mucho de la oficial ya que, entre otras cosas, rechazaba por completo el Antiguo Testamento, e incluso partes importantes del Nuevo. No creía que la materia pudiera ser redimida y defendía que el Yahvé vengativo del Antiguo Testamento no tenía nada que ver con el Dios amoroso anunciado por Jesús. Finalmente fue excomulgado por los ancianos de Roma, a causa de su «problemático» comportamiento. <<

[13] Historia Eclesiástica VI, 29. <<

[14] Op. cit. VI, 8-9. <<

[15] En aquellos primeros siglos del cristianismo primitivo la elección de un nuevo Papa no recaía en un cónclave de cardenales —de hecho ni siquiera existía esa figura—, sino que se imitaba el suffragium o aclamación, el sistema que se utilizaba en las ciudades grecolatinas del momento. <<

[16] Los fossores eran trabajadores que, en los primeros siglos de nuestra era, construían las famosas catacumbas que servían de enterramiento a los fieles. <<

[17] Los arríanos negaban el dogma de la Santísima Trinidad, y aseguraban que Jesucristo no era divino. Esta herejía surgió con el obispo Arrio (25 6-336). <<

[18] Porto era un antiguo puerto del Lacio en la orilla derecha del Tíber y en su desembocadura. Lo había construido el emperador Claudio y más tarde Nerón le dio el nombre de Portus Augustu. De este puerto tomó nombre la Vía Portuensis que de Roma llegaba hasta la moderna Ponte Gala. <<

[19] En aquella época las leyes del derecho canónico prohibían que ascendiera al trono de San Pedro cualquier miembro del clero que fuese en ese momento cabeza de alguna otra diócesis. <<

[20] Una piadosa tradición asegura que un grupo de pescadores que habían observado la escena entristecidos se apiadaron de Formoso y recogieron su cuerpo para darle cristiana sepultura. Otra leyenda romana asegura que mientras era trasladado a su antigua tumba las esculturas de San Pedro que encontraron a su paso se movieron para saludar al pobre pontífice. <<

[21] Las fuentes históricas dan cuenta de algunos personajes romanos que sufrieron dicho castigo, como Nerón, Julián, Máximo y Comodo. <<

[22] Afortunadamente para la memoria de Formoso, el papa Romano que sucedió al psicópata Esteban VI invalidó todas las desquiciadas decisiones que había tomado su antecesor. Romano (897), que era hermano del pontífice fallecido Marino I (882-884), había sido consagrado con el apoyo de los partidarios del papa Formoso. Su sucesor, Teodoro II (897), sólo duró veinte días en el trono de San Pedro, pero entre sus iniciativas estuvo la de trasladar los restos de Formoso rescatados del Tíber a la tumba de la iglesia de San Pedro. Además, convocó un sínodo con la intención de anular todas las decisiones de Esteban VI. <<

[23] Lo cierto es que la basílica de Letrán no se encontraba en buen estado, y hacía tiempo que amenazaba ruina, por lo que todo se debía con seguridad a una simple aunque curiosa casualidad. <<

[24] El caso de Cristóbal es el mejor ejemplo para mostrar lo caprichoso que resulta el criterio de la Iglesia a la hora de etiquetar a los antipapas. Sin lugar a dudas, la actuación de Cristóbal y su nombramiento habían pisoteado las normas del derecho canónico. Y sin embargo, aparece como auténtico Papa y no como antipapa en la lista oficial de los pontífices. <<

[25] Juan IX le excomulgó y tuvo que exiliarse a la Toscana, hasta que regresó a Roma en 903, totalmente decidido a recuperar lo que consideraba suyo por pleno derecho. <<

[26] Quedó recluido en el castillo-fortaleza de Sant’Angelo, un lugar que sería el escenario de otros importantes episodios de la historia del papado. <<

[27] Liutprand, op. cit. capítulo IV, XLV. <<

[28] Según el cronista Martín de Troppau, el papa Esteban VIII fue víctima de un complot contra su persona y fue horriblemente mutilado. <<

[29] A pesar de que las normas eclesiásticas lo prohibían, León VIII recibió todas las órdenes sagradas el mismo día, al igual que había ocurrido años atrás con el desgraciado antipapa Constantino II, que como ya vimos sufrió un terrible final. <<

[30] Su padre Crescendo, que diez años antes había ayudado a Bonifacio a alcanzar el poder pontificio, cambió de conducta y se reconcilió con Benedicto VII y Otón II. A partir de ahí su vida dio un giro de 180 grados y, tras convertirse en monje, construyó el convento de San Alejo, donde falleció en el año 984. Al menos, eso es lo que cuentan las crónicas. <<

[31] Gilberto de Aurillac tuvo el honor de ser el primer francés que alcanzó el trono de San Pedro. <<

[32] Glaber, Raoul. Chronique. <<

[33] Al parecer, las intenciones de Gratiano eran bastante más honestas que las de su ahijado, ya que pretendía reformar la, en esos momentos, decadente Iglesia. <<

[34] Según la crónica de Robert the Monk. <<

[35] Así se conocía en la Edad Media a los territorios de Tierra Santa. <<

[36] Albert de Aix y Ekkehará de Aura: Emico and the Slaughter of the Rhineland Jews. <<

[37] Poco antes de que los cruzados llegaran a Jerusalén, el nuncio papal, el obispo francés Adhemar, había fallecido víctima de la peste. Mientras los cruzados esperaban el momento propicio para tomar la Ciudad Santa, un sacerdote llamado Pierre Désiré tuvo un sueño en el que se le apareció el obispo Adhemar, instándole a que realizaran una procesión en torno a la ciudad. Tras la victoria, muchos soldados juraron haber visto como el obispo francés Adhemar se encontraba entre los primeros en escalar las murallas. <<

[38] García Atienza, Juan. Los pecados de la Iglesia, p. 207 <<

[39] Durante el Concilio celebrado en Clermont-Ferrand, Urbano II había realizado un llamamiento explícito a la participación de «lo peor» de la sociedad del momento. Estas fueron, según lo recogió el capellán Foulques de Chartres, sus palabras exactas: «(…) quienes fueron hasta hoy bandidos, háganse soldados; quienes se hicieron mercenarios por un puñado de monedas, merezcan ahora el premio eterno; quienes disiparon sus energías con grave daño de su cuerpo y de su alma, empléenlas y ganen doble recompensa». <<

[40] Este término procede del nombre de uno de sus principales patriarcas, el pope Bogomil, cuyo nombre a su vez era una versión eslava del griego Teófilo, o «el amado de Dios». <<

[41] Ávila Granados, Jesús. «Los templarios y los Cátaros». Artículo en Codex Templi. Ed. Aguilar. Madrid, 2005. <<

[42] De Moxó, Francisco. «Los cátaros». Historia 16. AÑO VI, no 62., pp. 81-87. <<

[43] De Moxó, Francisco, op. cit. p. 63. <<

[44] El consolamentum o «Comunicación del Espíritu Consolador» suponía el acto fundamental en la vida de un cátaro. Consistía en la imposición de manos por parte de un Perfecto, de modo que el hasta ahora Creyente pasaba a alcanzar también el grado del primero. Aquellos creyentes que no se creían capaces de llevar el rigorismo que suponía dicha condición se sometían a la convenentia convenesa, un pacto mediante el cual recibían el consolamentum antes de fallecer. <<

[45] Este fue parte de su discurso: «En la región de Toulouse se ha alzado, hace cierto tiempo, una funesta herejía que, extendiéndose poco a poco como una úlcera, ha infectado a muchos hombres de la Gascuña y en otras provincias. Reptando como una serpiente que invade secretamente la viña del Señor, sobre todo entre los más inocentes. Ordenamos pues a los obispos y a los sacerdotes del Señor que viven en estas regiones que se muestren vigilantes contra los sectarios de esta herejía y que prohíban bajo pena de anatema que allí donde sean reconocidos nadie ose darles asilo o prestarles asistencia. Que nadie tenga con ellos el menor comercio ni les compre ni venda nada. Que, privados de toda ayuda, sean obligados a renunciar a su error. Que todo transgresor de esta regla sea tocado de anatema como cómplice de su perversidad y que, cuando sean descubiertos, sean encarcelados por los príncipes católicos y castigados con la confiscación de sus bienes. Y como se reúnen a menudo en diversos lugares de un mismo territorio y cohabitan sin otra razón que la comunidad de su error, hay que vigilar con cuidado estos refugios y prohibirlos mediante penas canónicas cuando sean descubiertos». <<

[46] El futuro Santo Domingo, fundador de la Orden de los Hermanos Predicadores, más tarde conocidos como dominicos. <<

[47] Algunas estimaciones cifran el número de cruzados en unos 300.000 hombres en su momento más alto. <<

[48] Esta ruta de escape unía directamente la fortaleza de Montségur con el santuario de Querait, en la localidad de Berga (Barcelona). Muchos cátaros optaron por esta huida, y terminaron estableciéndose en Cataluña y pueblos del Maestrazgo como Morella o San Mateu. En esta última localidad castellonense se refugió un célebre cátaro llamado Guillaume Bélibaste, aunque por desgracia fue descubierto a causa de una traición y quemado en la hoguera en la localidad de Villerouge-Terménes, después de haber sido arrojado desde las almenas del castillo. <<

[49] Sobre la relación entre caballeros templarios y cátaros el lector encontrará interesante información en el artículo de Jesús Ávila Granados «Los templarios y los cátaros», incluido en la excelente monografía Codex Templi, citada en la bibliografía final. <<

[50] Algunos autores sugieren que la «voz divina» era en realidad la del cardenal Gaetani, quien sería sucesor de Celestino bajo el nombre de Bonifacio VIII. <<

[51] Al parecer, el acta de abdicación leída por Celestino V fue redactada con la ayuda —de nuevo— del cardenal Gaetani. <<

[52] Chamberlain, E. R. The bad popes. <<

[53] Proclamada el 25 de febrero de 1296. <<

[54] Dichas acusaciones de pacto con el demonio procedían, seguramente, de los tratamientos médicos recibidos de un hereje español, Amoldo de Vilanova, para tratar sus dolorosos ataques de gota y piedras de riñón. Al parecer el Papa ignoró el hecho de que Vilanova hubiera sido encarcelado por escribir un extraño tratado sobre la próxima llegada del Anticristo, a cambio de que el hereje español acabara con sus dolencias. Entre el tratamiento dispensado por el «médico», estaba la utilización de un taparrabos que llevaba bordados unos signos cabalísticos. Más tarde circularon rumores que aseguraban que Bonifacio VIII tenía un anillo en el que se ocultaba un espíritu maligno al que alimentaba mediante pelos y uñas. <<

[55] Analecta Bollandiana, Tomo IX, pp. 147-200: Vita et miracula Sancti Petri Caelestini Auctore coaevo. Bruselas, 1890. <<

[56] Como recordara el lector, Felipe IV ya había organizado una asamblea para acusar de herejía a Bonifacio VIII mientras este todavía estaba vivo. El Padre Benito Jerónimo Feijoo recoge en sus escritos parte de aquel proceso: «… con cuarenta testigos, la mayoría contestes sobre los mismos hechos se probó que Bonifacio había negado, no sólo la real presencia de Cristo en la Eucaristía, mas bien la Resurrección de los hombres, y la inmortalidad del alma; y que había dicho, que así la Religión Cristiana, como la Judaica y la Mahometana eran meras invenciones de hombres». Cartas eruditas y curiosas. Sobre la causa de los Templarios. Carta XXVIII, 11. <<

[57] La historia de estos célebres monjes-guerreros constituye, sin lugar a dudas, uno de los mayores y más apasionantes enigmas de la Edad Media. No es este el lugar adecuado para relatar los pormenores de una Orden que, con su trágica desaparición, hizo surgir una leyenda que perdura en nuestros días. El lector interesado en conocer mejor su historia y leyendas, puede acudir a la excelente obra Codex Templi —Ed. Aguilar, Madrid, 200')—, así como a los magníficos trabajos realizados por el estudioso español Juan García Atienza. <<

[58] Aunque parezca increíble, la inquisición había apoyado a Felipe durante su largo contencioso con el papa Bonifacio VIII. <<

[59] Sánchez Montero, José Carlos. «Apogeo y decadencia, arresto y juicio de la Orden del Temple». Artículo en la recopilación Codex Templi, Aguilar, 2005. <<

[60] Desgris, Alain. Guardianes de lo oculto. Ed. Belaqva. Barcelona, 2002. <<

[61] A Clemente VI se le atribuye la frase «mis predecesores no supieron ser papas. El único deber de un príncipe es que sus súbditos se marchen contentos». Baluze, Vitae, p. 239 y ss. <<

[62] Catalina Benincasa, más conocida como Catalina de Siena, era la hija de un acaudalado tintorero de Siena, y tenía fama de santa entre los italianos. Cuando Gregorio fue elegido Papa, los florentinos —cuya ciudad se encontraba bajo la condena de excomunión—, rogaron a la joven monja que visitara al Papa para solicitar su perdón. Ella aceptó y añadió a su misión el intentar que el papado regresara a su hogar natural. <<

[63] Baronio, César. Anuales ecciesiastici. 1738-1756 <<

[64] Aaynaldus. An. 1379, 16. <<

[65] Las crónicas contemporáneas mencionan que el marido de Juana fue asesinado por el amante de esta. <<

[66] De Rosa, Peter. Vicarios de Cristo: la cara oculta del papado. Ed. Martínez Roca. Barcelona, 1989. <<

[67] Allí estuvo hasta 1419, cuando el nuevo papa Martín V tuvo piedad de él y le nombró cardenal de Túsculo. Ese sería su último viaje, ya que murió en su nuevo destino en diciembre de ese mismo año. Tras ser enterrado comenzaron a circular rumores sobre su terrible pasado, en el que habría cometido numerosos asesinatos, habría sido violador de monjas y mil atrocidades más. <<

[68] El grado de nepotismo era tan alto que, cuando los turcos tomaron la ciudad italiana de Otranto, los romanos solían decir con sorna: «Los verdaderos turcos son los sobrinos del Papa». <<

[69] García Atienza, Juan. op. cit. p. 359. <<

[70] Adriano VI, fue conocido por los romanos como el «pontífice bárbaro». Fue tutor del que años más tarde se convertiría en rey y emperador, Carlos I de España y V de Alemania. Cuando este accedió al trono, le nombró obispo de Tortosa, y más tarde Inquisidor General de la Corona de Castilla. <<

[71] Veamos lo que dice el historiador contemporáneo Jacopo da Volterra al respecto: «Los ingresos de sus cargos papales, de sus abadías en Italia y en España, de sus tres obispados de Valencia, Oporto y Cartagena son vastos. Sólo su cargo de Vicecanciller le deja anualmente 8.000 ducados. Su vajilla, sus perlas, sus ropas bordadas con seda y oro, sus libros son todos de tal calidad que serían dignos de un rey o un Papa. Casi no necesito mencionar las suntuosas colgaduras de la cama, las gualdrapas de sus caballos y cosas similares de plata, oro y seda, ni la gran cantidad de monedas de oro que posee. En junto, se cree que posee más oro y riquezas de toda suerte que todos los cardenales juntos, exceptuando a Estouteville». <<

[72] En su descargo podemos decir que su principal opositor, el cardenal Caraza, había hecho otro tanto. Parece ser que, además de ducados, Borgia tenía otras destacables cualidades que decantaron la balanza a su favor. <<

[73] Años más tarde, este cardenal enfrentado a Alejandro VI se convertiría en otro célebre pontífice, Julio II «el terrible». <<

[74] En la época surgió el rumor de que el asesino no había sido otro que su hermano, Cesar Borgia. <<

[75] Alejandro VI escribió las siguientes palabras tras la muerte de su hijo: «Golpe más duro no nos podría haber sobrevenido… Siete tiaras daríamos con gusto con tal de traerlo de nuevo a la vida. Por nuestros pecados ha querido Dios probarnos así. Perdone Dios al autor. Nosotros hemos tomado la decisión de atender desde ahora a la reforma propia y de la Iglesia…». <<

[76] Las palabras exactas que Pío II dirigió al entonces cardenal Borgia fueron estas: «Amado hijo: Hemos oído que, hace cuatro días, varias damas de Siena —mujeres enteramente entregadas a frivolidades mundanas— estaban reunidas en los jardines de Giovanni di Bichis, y que tú, olvidando completamente el alto cargo de que estás investido, estuviste con ellas desde la hora diecisiete a la veintidós. Contigo estaba uno de tus colegas cuya edad, si no la dignidad de su cargo, debía haber bastado para recordarle su deber. Hemos oído que se bailaron las danzas más licenciosas, que no faltaron ninguna de las seducciones del amor y que te condujiste de una forma totalmente mundana. La vergüenza me prohíbe mencionar todo lo que tuvo lugar, no sólo los actos, sino los mismos nombres son indignos de tu posición. Para que pudieras dar rienda suelta a tu lascivia, no fueron admitidos los padres, maridos, hermanos y deudos de las jóvenes… Toda Siena habla ahora de aquella orgía… Nuestro disgusto no puede expresarse con palabras… Un cardenal debe estar por encima de todo reproche…», Raynaldus, Aúnales ecciesiastici, 1460, 31. <<

[77] Giulio nació fruto de las relaciones de Giuliano de Medici —hermano del célebre Lorenzo el Magnífico— y una joven de origen humilde, cuya identidad se desconoce. <<

[78] Se daba la circunstancia de que los Della Rovere habían ayudado a los Medicis cuando estos fueron expulsados de Florencia. <<

[79] Chamberlain, E. R. Los malos papas, pág. 244-246. <<

[80] De Vicente, Enrique. «Conspiración en el Vaticano. ¿Por qué mataron a Juan Pablo I?». Año/Cero no 7. <<

[81] Parece ser que el dinero aportado por Sindona procedía de la mafia y de la propia Agencia Central de Inteligencia norteamericana. <<

[82] El director de la revista Op era Mino Pecorelli, quien curiosamente también era masón, y perteneciente, como no, a la logia P-2. Pecorelli murió asesinado algún tiempo después. <<

[83] Da la casualidad de que el cardenal Krol, muy cercano por cierto al Opus Dei, mantenía una estrecha amistad con Zbigniew Brzezinski, Consejero de Seguridad durante el mandato del presidente estadounidense Jimmy Cárter. Brzezinski era un seguidor de la «doctrina» de Henry Kissinger, quien proponía que el uso de la fe podía debilitar a la Unión Soviética. De modo que si salía elegido un Papa polaco en el cónclave de 1978, esto podría beneficiar mucho a EE. UU. en ese sentido, como así fue. <<

[84] La carta en cuestión parecía una nota de despedida, como si Agca tuviera pensado acabar con su vida tras el atentado. En concreto, la misiva decía así: «Hay que estar limpio y en armonía tanto por fuera como por dentro. Hago un poco de gimnasia y después me ducho. Me arrodilló, leo algunos versículos del libro sagrado universal y rezo en voz alta diciendo: “Dios omnipotente, llévame hoy al paraíso”». <<

[85] León Cano, José. «Una conspiración y dos cabezas de turco». Monográfico revista Más Allá no 48. MC Ediciones. Madrid, 2005. <<

[86] La hermana Lucía dos Santos falleció el 13 —otra vez se repite el número— de febrero de 2005, apenas dos meses antes de la muerte de Juan Pablo II. <<

[87] El primer secreto hacía alusión al infierno, mientras el segundo anunciaba, supuestamente, el fin de la I Guerra Mundial y el comienzo de la Segunda, además de hacer alusión a una posible conversión de Rusia. <<

[88] El Mundo, 14 de mayo de 2005. <<

[89] El País, 14 de mayo de 2005. <<

[90] Juan Pablo II hizo algo muy similar cuando beatificó a la madre Teresa de Calcuta. En este caso el proceso se redujo a un plazo de dos años, después de que la religiosa falleciera en 1997. <<

[91] Galán, Lola. «Los “milagros” de Wojtyla». El País, 11 de abril de 2005. <<

[92] Arias, Juan. «La compleja trayectoria de Karol Wojtyla». El País, 3 de abril de 2005. <<

[93] El diario El Mundo, por ejemplo, publicaba con fecha de 11 de abril de 2005 un artículo a toda página titulado «Las profecías apocalípticas sobre el próximo Papa», firmado por José Manuel Vidal. <<

[94] Según los más cercanos a Juan Pablo II, durante sus últimas horas llegó a decir refiriéndose a los jóvenes: «Os he buscado; ahora habéis venido». <<

[95] De Vicente, Enrique. «¿Son auténticas las profecías de Juan XIII?». Año/Cero. <<