XVI. EL ESPECTÁCULO

El profesor Brunelli empieza a rociar los balcones con una invisible sustancia, yendo de un lado a otro, moviendo las manos con movimientos enérgicos, como si estuviera regando un jardín.

PROFESOR BRUNELLI

(Sigue esparciendo chorros de queroseno a diestra y siniestra, discurriendo entre los balcones, que relucen en la noche con una luz azulina, tétrica).

Echa a caminar, encogido, súbitamente abrumado. Va hacia el balcón del Rímac, que ha quedado intacto. Canturrea, a media voz, el estribillo del Himno de los Balcones:

Se trepa al balcón.

Se oyen los pasos asimétricos del borracho y su voz agitada, de hombre que ha corrido.