¡Las singularidades iban aumentando… las preguntas sin respuesta!

¿Por qué empezaban repentinamente los habitantes de Los Ángeles a quejarse de que su agradable atmósfera perfumada por los naranjos estaba siendo invadida por ráfagas de gas venenoso?

¿Qué impulsaba a veinte mil pacíficos súbditos del zar a desfilar de pronto por las calles de Kiev cantando a voz en grito eslóganes revolucionarios?

¿Por qué se admitía en las instituciones mentales a tantas personas con diagnóstico de esquizofrenia paranoica, cuyo síntoma principal y característico era la aterrada convicción de que estaban siendo observados por ojos invisibles?

¿Por qué, de repente, las cosas eran tan extrañas?