La cal es producto de una piedra blanca y medio blanda que al ser calentada se transforma en un terrón frágil.
La manera más sencilla de obtenerla es hacer un fuego y colocar encima un montón de piedras de cal; el fuego debe ser bastante uniforme. Hay que mantener las piedras hasta que queden calcinadas en formas de terrones.
Mezclando agua poco a poco con los terrones se apaga la cal; hay que mover las piedras constantemente con un rastrillo hasta que se desbaraten.
Después se deja reposar el líquido y esperar a que se forme una gelatina con grietas.
Antes de usar la cal para la preparación de morteros, debemos dejar la masa por unos 6 días cubierta de arena con el fin de que no se endurezca.
Para preparar grandes cantidades de cal, es necesario construir un horno con piedras o tabiques, de 4 metros de altura y 2,5 de base. El fogón tendrá aberturas para que pase el calor.
Se carga el horno por la boca, luego se enciende el fuego y se cocen las piedras. Cuando no sale más humo por la boca, la cal está hecha.