Tenemos tres aspectos del clima por considerar para el diseño de una vivienda: el sol, la lluvia y el viento.
Debemos ubicar las casas de tal forma que unas no calienten a otras a través de la reflexión de los rayos solares.
Abajo vemos un corte de una calle en un agrupamiento mal proyectado, con inadecuada orientación y forma del grupo:
Los rayos del sol caen sobre un edificio con fachada de vidrio y, a su vez, son reflejados a la calle y otros inmuebles, dando calor por todas partes.
La calle de asfalto absorbe calor y lo irradia a la gente.
Los techos planos reflejan los rayos hacia la fachada del edificio opuesto y calientan las habitaciones.
Los dibujos de esta página son del tipo vista en corte.
No es muy difícil construir una vivienda cómoda.
Debemos pensar cómo evitar el calor excesivo causado por los rayos solares. Claro, toda edificación se calienta, pero algunas más que otras y poner aparatos para enfriarla es muy costoso, pues se gasta mucha energía.
Vale la pena prevenir dónde no debe entrar el calor. Cuando es inevitable, entonces pensemos cómo este calor puede salir. Recuerda que el aire caliente siempre sube.
Es mejor hacer:
Los rayos caen sobre una fachada irregular, cuya sombra se proyecta en sí misma.
Hay árboles que dan sombra sobre el asfalto.
Los techos son de diferentes formas e inclinaciones, en cuyo caso hay una reflexión irregular; además, las partes más elevadas sombrean el resto del inmueble.
Es necesario ubicar los agrupamientos y sus casas en las áreas más altas de una zona, dirigiendo el agua a las partes bajas donde estén plantados los árboles. Debemos hacer esto en regiones lluviosas y lo contrario en las secas.
Aquí las casas en la parte baja se inundan.
Aquí las casas quedan bien arriba de las aguas.
Debemos evitar que en zonas calientes la brisa, que proviene del aire fresco, se deslice sin penetrar en las habitaciones.
Cuando construimos con grandes paredes lisas y sin ventanas, el viento pasa por los edificios casi sin tocarlos.
El viento pasa.
El viento refresca.
El viento tiene que dar muchas vueltas, refrescando las fachadas y techos. Para lograr esto, debemos construir balcones y techos con inclinaciones.
Lo mismo sucede con la ubicación de aldeas en relación con los aspectos del ambiente, como las características del suelo, sol y vientos, por ejemplo: las colinas.
Abajo se pueden ver los efectos del sol y del viento sobre una aldea bien ubicada.
Los rayos del sol calientan el pueblo.
Aquí estamos en una zona fría, entonces hay que ubicar el pueblo de tal manera que el sol pueda calentar las viviendas.
El viento frío pasa por encima.
En este caso hay que buscarla protección de los vientos fríos: la colina forma una barrera natural contra el frío traído por el viento.
Por el contrario, cuando estamos en una zona caliente, el pueblo se ubica al otro lado de la colina para tener por lo menos algunas horas de sombra.
El pueblo queda en la sombra.
En el clima caliente se ha edificado el pueblo del lado donde se recibe el máximo beneficio de la brisa.
La brisa entra en las habitaciones.
Podemos observar cómo el ambiente y la forma de las tierras determinan la ubicación de las viviendas.
Los edificios grandes pueden ser colocados para ayudar a otros inmuebles, ofreciendo protección o ventilación de los vientos dominantes.
El viento es dirigido hacia las viviendas más bajas con el fin de enfriarlas.
El viento muchas veces no solamente trae aire frío, sino que además saca el calor de las habitaciones. Aquí notamos que los edificios altos forman una barrera y los vientos pasan por encima de las casas. Así se hace en zonas frías.
Mala orientación de la calle: las casas de un lado hacen imposible la ventilación al otro lado de la avenida.
Buena orientación: el viento dominante alcanza a todas las casas.