CAPÍTULO XXVIII

IDEA DE LA ESCUELA MATERNA

1. El árbol hace brotar de su tronco en los primeros años aquellas ramas principales que ha de tener, y así no tiene después sino irlas desarrollando. De igual manera deberán inculcarse al hombre en la escuela primaria los rudimentos de todo aquello en que queremos instruirle para el uso de su vida entera. Si repasamos las materias que deben ser conocidas, veremos claramente cómo puede realizarse. En pocas palabras lo reseñaremos reduciendo todo ello a veinte grupos.

2. METAFÍSICA. La ciencia así llamada tiene absolutamente su comienzo aquí, porque se empiezan a inculcar todas las cosas en los niños de un modo general y confuso al darse cuenta de que es algo todo cuanto ven, oyen, gustan y tocan, no conociendo aún qué es cada cosa en su especie, pero distinguiéndolo después poco a poco. Empiezan, pues, a comprender los términos generales: Algo, nada, ser, no ser, así, de otro modo, dónde, cuándo, etc., semejante y diferente, etcétera, que son en absoluto los fundamentos de la ciencia Metafísica.

3. FÍSICA. En estos primeros seis años puede muy bien conseguirse que el niño no ignore qué es el agua, tierra, aire, fuego, lluvia, nieve, hielo, piedra, hierro, árbol, hierba, ave, pez, buey, etc. También puede aprender la nomenclatura y uso de los miembros de su cuerpo, a lo menos los externos. Todo lo cual se aprende con facilidad en esta edad y constituye los rudimentos de la ciencia natural.

4. ÓPTICA. El niño comprenderá los principios de esta ciencia si empieza a distinguir y nombrar la luz y las tinieblas, la sombra y la diferencia de los colores principales: blanco, negro, rojo, etc.

5. ASTRONOMÍA. Su principio será conocer a qué se llama cielo, sol, luna, estrellas y advertir su salida y puesta cotidiana.

6. GEOGRAFÍA. Los rudimentos son empezar a aprender qué es un monte, un valle, un campo, el río, la aldea, la fortaleza, la ciudad, conforme a la oportunidad que para ello ofrezca el lugar en que se educan.

7. CRONOLOGÍA. Se establecen los fundamentos de esta ciencia si el niño llega a entender a qué se llama hora, día, semana, año; qué es el estío y el invierno, etc., y lo que se entiende por ayer, anteayer, mañana y pasado mañana, etc.

8. HISTORIA. Su principio es poder recordar y referir: qué ha ocurrido hace poco; cómo se han portado éste o el otro, ésta o aquélla en un asunto; aunque no se exceda del alcance de los niños.

9. ARITMETICA. Se irán estableciendo los fundamentos si el niño entiende lo que significa poco y mucho; sabe los números hasta diez, por lo menos, y observa que tres son más que dos y que uno añadido a tres son cuatro, etc.

10. GEOMETRÍA. Tendrán sus elementos si comprenden que llamamos grande y pequeño, largo y corto, ancho y estrecho, grueso y delgado. De igual modo lo que es una línea, cruz, círculo, etc., y vean medir las cosas por palmos, codos, varas, etc.

11. ESTÁTICA. Tendrán noción de ello si ven pesar las cosas con la balanza y aprenden a sopesar las cosas ellos mismos con su mano para conocer si son pesadas o ligeras.

12. MECÁNICA. Efectuarán el aprendizaje de estas labores si se les deja hacer siempre algo, enseñándoles para ello: por ejemplo, llevar una cosa de un lado a otro, ordenarlo así o de otra manera, hacer y deshacer, atar y desatar, etc., según la afición de los niños en esta edad. Y como todo esto no es sino ensayo de la habilidad natural para hacer las cosas diestramente, no sólo no hay que prohibirlo, sino fomentarlo y dirigirlo con prudencia.

13. DIALÉCTICA. Este arte de la razón tiene aquí también su principio, y empieza a echar sus raíces cuando el niño, advirtiendo que por medio de preguntas y respuestas se efectúan las conversaciones, se va acostumbrando a interrogar él también y a contestar a lo que se le pregunta. Hay, solamente, que enseñarlos a preguntar adecuadamente y contestar con precisión a lo interrogado a fin de que se habitúen a fijar su pensamiento en el tema propuesto sin perderse en divagaciones.

14. GRAMÁTICA. La gramática infantil debe consistir en hablar rectamente la lengua materna; esto es, pronunciar clara y distintamente las letras, sílabas y palabras.

15. RETÓRICA. Sus principios consistirán en imitar los tropos y figuras que el lenguaje doméstico emplea. En primer lugar se atenderá a que la mímica al hablar y la entonación sean las adecuadas a la cualidad de la oración; que al preguntar eleven el tono de las últimas sílabas y al contestar le depriman; con otras cosas por el estilo que casi la misma naturaleza enseña y con algún cuidado puede corregirse cualquier defecto que en ello se cometa.

16. POESIA. Se desarrollará la afición por la poesía si desde esta primera edad se les hacen aprender de memoria muchos versillos, principalmente de índole moral, ya rítmicos, ya métricos, como cada lengua tiene por uso corriente.

17. MÚSICA. Sus rudimentos consistirán en aprender algunos trozos fáciles de los salmos e himnos sagrados, lo cual tendrá su adecuado lugar en los ejercicios diarios de piedad.

18. ECONOMÍA. Los principios de esta ciencia doméstica serán aprender a distinguir los nombres de las personas que constituyen la familia. A quién se llama padre, madre, criada, criado, inquilino, etc. Igualmente los nombres de las partes de la casa: atrio, estufa, alcoba, establo, etc. Asimismo los de los instrumentos domésticos con su respectivo uso, como la mesa, el plato, el cuchillo, la escoba, etc.

19. POLÍTICA. Muy reducida ha de ser la afición a esta ciencia, toda vez que el conocimiento en esta edad apenas si tiene objetos a que dirigirse fuera de la casa; no obstante, pueden enseñarse algunas nociones si se dan cuenta de que en la ciudad algunas personas se reúnen en la Curia y se llaman Senadores, y de éstos algunos tienen el nombre peculiar de Cónsul, Pretor, Notario, etc.

20. ETICA. Pero la enseñanza moral es la que ha de tener aquí el fundamento más sólido si queremos hacer que las virtudes nazcan con la juventud que vamos a formar. Por ejemplo:

(1) TEMPLANZA; guardando severa regla con el estómago, no permitiéndose más de lo que sea estrictamente necesario para calmar el hambre o la sed.

(2) LIMPIEZA en las comidas, vestidos y aun en cuidar con esmero sus muñecas y juguetes.

(3) VENERACIÓN hacia los superiores.

(4) OBEDIENCIA a todo lo que se manda o prohíbe, siempre con alegría y prontitud.

(5) VERACIDAD religiosa en todo cuanto se diga, sin que jamás les sea consentido mentir o engañar, ni en broma ni en serio (pues las bromas en cosa que no es buena pueden degenerar en un vicio serio).

(6) JUSTICIA. La observarán no tocando, quitando, reteniendo ni ocultando nada contra la voluntad de su dueño; no haciendo mal a nadie ni envidiando cosa alguna, etc.

(7) CARIDAD. Deben acostumbrarse al ejercicio de esta virtud, de tal manera que estén siempre dispuestos a dar lo suyo a quien a ellos acuda impelido por la necesidad, y aun a hacerlo por su propia resolución. Es ésta la más cristiana de todas las virtudes recomendada sobre todas por el Espíritu Santo, y será altamente beneficioso para la Iglesia inflamar en esta virtud los corazones de los hombres en esta helada vejez del mundo,

(8) TRABAJO. Los niños también deben ser continuamente ocupados en labores y quehaceres constantes, ya serios, ya por recreo, para que no se acostumbren al ocio.

(9) SILENCIO. Han de habituarse a no estar siempre charlando y decir todo lo que se les venga a la boca; por el contrario, deben saber callar con motivo y siempre que el caso lo requiera, o sea cuando otros hablan; mientras se halla presente persona de respeto o cuando se trata de cosas que deben callarse.

(10) PACIENCIA. Deben, desde luego, formarse en esta primera edad en la paciencia que durante toda la vida han de necesitar, a fin de que sepan domar las pasiones antes de que irrumpan con violencia y arraiguen, y se acostumbren a guiarse por la razón, no por la fuerza; a enfrenar la ira mejor que darla rienda suelta, etc.

(11) CORTESIA. Esta virtud y la alegría en ser útil a los demás es un preciado ornamento de la juventud y de la vida toda. En ella deben ejercitarse durante los primeros seis años, de manera que no dejen de acudir prontamente si confían que en alguna cosa pueden prestar un beneficio a los demás.

(12) URBANIDAD. También hay que atender a la urbanidad de las costumbres para no hacer nada con ineptitud o rudeza, sino con decorosa modestia. A esto pertenecen las afectuosas deferencias, los saludos y su respuesta, las corteses demandas, cuando algo se necesita y las acciones de gracias después de recibido el beneficio, las genuflexiones oportunas, besamanos y cosas semejantes.

21. RELIGIÓN Y PIEDAD. Por último, los niños de seis años pueden muy bien ser instruidos en Piedad y Religión, empezando a aprender de memoria capítulos de Catecismo, fundamentos de su cristianismo y a practicar y entender cuanto su edad les permita. Esto es: que con el pensamiento puesto en la Divinidad, viendo a Dios presente en todas partes y temiéndole como justísimo vengador de los malos, no cometan ninguna mala acción; y por el contrario, amándole como benignísimo remunerador de los buenos, venerándole, invocándole y alabándole y esperando misericordia de Él en vida y muerte, no dejen de hacer el bien, que saben le es grato, y se acostumbren a vivir como ante los ojos de Dios y andar con Él (según frase de la Sagrada Escritura).

22. De esta manera podrá decirse de los hijos de los cristianos lo que el Evangelista afirma refiriéndose al mismo Jesucristo: que crecía en sabiduría, edad y gracia ante Dios y los hombres (Lucas 2. 52).

23. Estas serán las tareas de la Escuela materna, cuyo desarrollo particular o cuadro de distribución de lo que haya de hacerse y cómo, en cada año, mes y día (al modo que en la escuela común y en latina lo expondremos), no puede indicarse de la misma manera que en las escuelas que siguen, en virtud de dos causas. La primera, porque no es tan hacedero para los padres guardar, en medio de las ocupaciones caseras, el mismo orden que en la escuela pública, en la que no hay otro objeto que la educación de la juventud. En segundo lugar, porque el entendimiento y la capacidad se manifiestan de modo muy desigual en los niños, con precocidad en unos y tardíamente en otros Algunos, a los dos años, son notablemente locuaces y despiertos para todo; otros, a los cinco, apenas pueden compararse a los anteriores; de manera que es necesario encomendar a la prudencia de los padres la formación de esta primera edad.

24. No obstante, pueden hacerse dos cosas que presten aquí extraordinaria utilidad: Primera, escribir un librito de advertencias a los padres y las madres para que no desconozcan sus obligaciones. En él se describirá minuciosamente todo lo que es necesario para educar a la infancia, las circunstancias en que debe ponerse en práctica cada enseñanza y con qué procedimientos y fórmulas se han de infundir las palabras y los gestos. Hemos de escribir un libro de esta naturaleza con el título de Informatorio de la Escuela materna.

25. En segundo lugar, habrá un libro de imágenes que sirva para los ejercicios de esta Escuela materna y que, desde luego, se maneje por los mismos niños. Como en esta escuela debe atenderse con preferencia al ejercicio de los sentidos para que reciban con precisión las impresiones de sus objetos propios, y la vista es el principal de todos aquéllos, conseguiremos nuestro propósito si subordinamos a la vista todo lo elemental de la Física, Óptica, Astronomía, Geometría, etc., conforme al orden de las cosas cognoscibles que indicamos anteriormente. Para ello se puede dibujar un monte, un valle, un árbol, aves, peces, caballo, buey, oveja, hombre de diversas edades y estaturas. Igualmente la luz y las tinieblas; el cielo con el sol, la luna, las estrellas, nubes; colores fundamentales, etc. También los utensilios domésticos y herramientas de los oficios: olla, plato, cántaro, martillo, tenazas, etc. Asimismo las imágenes de las dignidades: como el rey con el cetro y corona; el soldado con las armas; el labrador con el arado; el carretero con su carro; el cartero en camino, etc., poniendo en todos ellos la inscripción de lo que representen: caballo, buey, perro, árbol, etc.

26. La utilidad de este libro es triple: 1º Para auxiliar la impresión de las cosas sensibles, como antes hemos dicho. 2º Para estimular a los tiernos entendimientos a que busquen en los libros lo que deseen. 3º Para conseguir con más facilidad el conocimiento de las letras. Y como las estampas de las cosas llevan escrito su nombre encima, se podrá empezar por aquí el aprendizaje de la lectura.