FUNDAMENTOS DE LA FACILIDAD PARA ENSEÑAR Y APRENDER
1. Hasta aquí hemos procurado investigar los medios de que ha de valerse el formador de la juventud para llegar de un modo cierto a la consecución de su propósito; veamos ahora cómo han de atemperarse dichos medios a las diversas inteligencias para que puedan recibirlos con facilidad y agrado.
2. Siguiendo las huellas de la Naturaleza hallaremos que fácilmente puede instruirse a la juventud si
I. Se comienza temprano antes de la corrupción de la inteligencia.
II. Se actúa con la debida preparación de los espíritus.
III. Se procede de lo general a lo particular.
IV. Y de lo más fácil a lo más difícil.
V. Si no se carga con exceso a ninguno de los que han de aprender.
VI. Y se procede despacio en todo.
VII. Y no se obliga al entendimiento a nada que no le convenga por su edad o por razón del método.
VIII. Y se enseña todo por los sentidos actuales.
IX. Y para el uso presente.
X. Y siempre por un solo y mismo método.
De esta manera todo se irá consiguiendo suave y gratamente. Pero estudiemos ahora las huellas de la Naturaleza.
FUNDAMENTO I
3. La naturaleza empieza siempre por la privación.
El ave toma para incubar los huevos más recientes que contengan la materia más pura; si estuviese el pollo ya comenzado a formar, en vano se esperará un feliz suceso.
4. Asimismo el arquitecto necesita para edificar la casa que el terreno esté libre y desembarazado, y si hubiera de construirla en el lugar que ocupaban otras, debe previamente demolerías.
5. El pintor realiza bien su trabajo en una tabla limpia. Si estaba ya pintada o manchada o afeada con alguna aspereza, debe limpiarla y pulirla antes.
6. El que intenta guardar ungüentos preciosos necesita vasos vacíos o, por lo menos, bien limpios del líquido que antes contenían.
7. También el labrador planta con facilidad los arbolillos nuevos, pues si son plantas ya más crecidas tiene que despojarlas antes de sus ramas e impedir toda ocasión de que se derrame la savia. Por esta causa Aristóteles incluía la privación entre los principios de las cosas; pareciéndole imposible que se pudiese dar a la materia una nueva forma sin abolir la anterior.
8. De lo cual se deduce: Primero. Que los entendimientos tiernos, aun no acostumbrados a distraerse en otras ocupaciones, son más a propósito para recibir con facilidad las enseñanzas de la sabiduría.
Y cuanto más tardíamente se empiece la formación mayor será la dificultad que se encontrará, por estar ya la mente ocupada con otras cosas. Segundo. Los niños no pueden ser instruidos provechosamente por muchos Preceptores a la vez, porque no es probable que todos tengan la misma manera de enseñar, lo cual es causa de distracción para sus tiernos entendimientos y un obstáculo para su formación. En tercer lugar, obran con ignorancia los que al encargarse de muchachos mayores y adolescentes para educarlos no empiezan por la formación de las costumbres, con el fin de que, domadas sus pasiones, sean aptos para todo lo demás. Con acierto los domadores de caballos castigan primeramente al caballo con el hierro y le hacen obediente antes de que le domen para una u otra cosa. Sabiamente dice Séneca: Aprende primero buenas costumbres, después sabiduría, la cual se aprende torpemente sin las costumbres. Y Cicerón: La filosofía moral prepara los ánimos para recibir las semillas, etc.
9. Luego
I. La formación de la juventud empiece temprano.
II. No debe haber más que un solo Preceptor para el mismo discípulo en cada materia.
III. Antes de nada procúrese la armonía de las costumbres al arbitrio del formador.
FUNDAMENTO II
10. La Naturaleza predispone la materia para hacerle apetecer la forma.
Así el pollo suficientemente formado dentro del huevo buscando la mayor perfección se mueve, quiebra el cascarón o le rompe con el pico. Libre de aquella cárcel, agradece ser cuidado por la madre, se alegra de comer y ávidamente coge en su pico y traga la comida que se le da; muestra placer si le colocan a la vista del cielo; goza en ejercitarse en el vuelo y volar después; en una palabra: va con avidez, pero gradualmente, a la perfección de su naturaleza.
11. Así el labrador debe procurar que la planta esté siempre provista de cuanta humedad y calor necesite.
12. Proceden, pues, de mala manera con los niños quienes los obligan a los estudios contra su voluntad. ¿Qué esperarán obtener de ello? Si el estómago no siente apetito a la vista del alimento y, sin embargo, se le obliga a admitirle, no se producirán sino náuseas y vómitos, o seguramente mala digestión y enfermedad. Por el contrario, lo que se ingiera en un estómago hambriento lo recibirá con avidez, lo digerirá con fuerza y lo convertirá en jugo y sangre. Por lo cual dice Isócrates: εαν ης Φιλομαϑης εση πολυμαϑης (Si eres ávido de aprender, llegarás a ser erudito).
Y Quintiliano: El deseo de aprender se apoya en la voluntad que no puede ser obligada.
13. Luego:
I. Por todos los medios hay que encender en los niños el deseo de saber y aprender.
II. El método de enseñar debe disminuir el trabajo de aprender de tal modo que no haya nada que moleste a los discípulos ni los aparte de la continuación de los estudios.
14. El deseo de aprender puede encenderse en los niños y ser fomentado por los padres, los preceptores, la escuela, las cosas mismas, el método y los gobernantes.
15. Por los padres, si con frecuencia enlazan la erudición y alaban a los eruditos; si para estimular a sus hijos les prometen bellos libros, vestidos o alguna otra cosa agradable; si los encomiendan a un preceptor de tan insigne erudición como humanidad para los discípulos (El amor y la admiración son afectos vehementísimos para imprimir el deseo de imitar); finalmente, si alguna que otra vez los envían al preceptor con algún encargo o regalillo, conseguirán con facilidad que acojan con agrado, no sólo la enseñanza, sino al preceptor mismo.
16. Por los preceptores, si son afables y bondadosos, sin espantar los espíritus con su sombría seriedad; atrayéndolos, por el contrario, con su paternal afecto, modales y palabras; si hacen agradables los estudios que emprendan por su importancia, amenidad y facilidad; si alaban y ensalzan a los más aplicados (repartiendo a los más pequeños manzanas, nueces, dulces, etc.); si en reunión privada o también públicamente les enseña y deja manejar pinturas, instrumentos ópticos o geométricos, globos celestes y otras cosas semejantes que en alguna ocasión tendrán que aprender y que pueden despertar en ellos gran admiración; si valiéndose de ellos envía algún aviso a los padres. En una palabra: si tratan a los discípulos con amor, fácilmente robarán su corazón de tal modo que prefieran estar en la escuela mejor que en su casa.
17. La escuela misma debe ser un lugar agradable, brindando encanto a los ojos por dentro y por fuera. Por dentro será una sala llena de luz, limpia y adornada de pinturas por todas partes; ya sean retratos de varones ilustres; ya mapas corográficos; ya representaciones de la historia; ya cualquier otra clase de emblemas. Al exterior debe tener la escuela, no sólo una gran plaza donde expansionarse y jugar (no hay que prohibírselo a veces a la juventud, como veremos después), sino también un jardín en el que de vez en cuando dejen saciarse a sus ojos con la vista de los árboles, flores y hierbas. Si de esta manera se dispone, es muy posible que vayan a la escuela con no menor contento que con el que suelen ir a las ferias, donde siempre esperan ver y oír algo nuevo.
18. Las cosas mismas animan a la juventud si están al alcance de su edad y se exponen con claridad, mezclando, desde luego, las jocosas o en realidad menos serias y siempre agradables. Esto es, mezclar lo útil con lo dulce.
19. Para que el método excite el deseo de los estudios es necesario, en primer lugar, que sea natural. Lo que es natural marcha por su propio impulso. No hay que obligar al agua a que corra por la pendiente. Si remueves el ribazo, o lo que la detenga, la verás correr al punto. Tampoco el avecilla necesita hacerse rogar para salir volando en el momento de abrirle la jaula, y si ofreces a la vista o el oído una hermosa pintura o melodía, no tendrás que emplear amarras para que el oído o la vista se dirijan hacia ellas. Del precedente capítulo, así como de las reglas que siguen, puede deducirse lo que requiere el método natural.
En segundo lugar, para que el método mismo constituya un atractivo es necesario suavizarle con cierta prudencia, a saber: que todas las cosas, aun las más serias, se traten de modo familiar y ameno, en forma de coloquio o disputa enigmática, o mediante parábolas y apólogos. En su lugar trataremos de esto con más extensión.
20. El Magistrado y los Rectores de las escuelas pueden también excitar la actividad de los que estudian si intervienen por sí mismos en actos públicos (bien sean ejercicios, declamaciones y controversias, o exámenes y promociones [grados]) y reparten sin favor entre los más aplicados alabanzas y premios.
FUNDAMENTO III
21. La Naturaleza saca todo de sus principios, pequeños en tamaño, potentes en energía.
Por ejemplo: Lo que ha de dar origen al ave se contiene en una gota y se rodea de cáscara para que sea igualmente fácil de gestación en el útero que el desarrollo en la incubación. Encierra, sin embargo, en potencia el ave completa, pues luego se forma allí el cuerpo del ave en virtud de la energía contenida.
22. Así el árbol, cualquiera que sea su magnitud, está completamente contenido con sus frutos y la elevación de sus ramas en el tallito; de tal manera, que si se le introduce en la tierra saldrá de él el árbol completo mediante la acción de la energía interna.
23. Ordinariamente se ha pecado de un modo enorme en las escuelas contra este fundamento. La mayor parte de los Preceptores intentan sembrar hierbas en vez de semillas y plantar árboles en lugar de tallos, cuando pretenden imbuir en los discípulos el caos de las conclusiones diversas y textos completos en lugar de los principios fundamentales. Siendo así, que tan cierto es que el mundo se compone de cuatro elementos (en formas muy variadas) como que la erudición se basa en poquísimos principios, de los cuales se deduce una infinita multitud de consecuencias del mismo modo que pueden surgir cientos de ramas y miles de hojas, flores y frutos de un árbol de raíz muy firme. ¡Quiera Dios compadecerse de nuestro siglo y abrir a alguno los ojos del entendimiento para que vea con claridad las relaciones de las cosas y las muestre a los demás! Nosotros, si Dios quiere, daremos la muestra de nuestro intento en la Sinopsis de la Pansofía Cristiana, con la humilde esperanza de que acaso Dios, por mediación de otros, dé a conocer muchas cosas a su tiempo.
24. Entretanto tengamos presente estas tres conclusiones:
I. Toda arte debe ser encerrada en reglas brevísimas, pero muy exactas.
II. Toda regla ha de ser expresada en muy pocas palabras, pero claras en extremo.
III. A toda regla han de acompañarse muchos ejemplos para que su utilidad sea manifiesta, por muchas aplicaciones que la regla tenga.
FUNDAMENTO IV
25. La Naturaleza procede de lo más fácil a lo más difícil.
Por ejemplo: La formación del huevo no empieza por la parte más dura, la cáscara, sino por la yema, la cual se recubre al principio de una membrana y luego de una cubierta más dura. Cuando el ave va a lanzarse a volar, primeramente se acostumbra a sostenerse en los pies; luego, a mover las alas; más tarde, a agitarías; después, a elevarse mediante una vibración más fuerte, y por último, se confía al aire libre.
26. Así el carpintero aprende primero a cortar la madera; después, a cepillaría; luego, a tramaría, y por último, a construir el edificio entero, etc.
27. En contra de esto acontece que muchas veces se enseña en las escuelas lo que desconocemos por medio de otra cosa que también nos es desconocida, como: 1° Cuando se dan reglas en latín a los alumnos de lengua latina; que es igual que explicar lengua hebrea mediante reglas hebreas o árabe por preceptos árabes. 2° Cuando a dichos alumnos se les da como auxiliar un diccionario latino común, debiendo hacerse al contrario. No tienen que aprender el idioma común por el latín, sino que quieren aprender latino mediante el idioma común, que se supone ya conocido. (Acerca de esta confusión diremos bastante más en el capítulo XXII.) 3° Cuando se encomienda un niño a un Preceptor extranjero que ignora el idioma del niño. Porque se les despoja del instrumento común y sólo pueden emplear entre sí señas y conjeturas; ¿qué otra cosa harán sino una torre de Babel? 4° Se apartan también de la recta razón quienes mediante los mismos preceptos gramaticales, etc. (sean de Melanchton o de Ramio), intentan instruir a la juventud de todas las naciones (francesa, alemana, bohemia, polaca, húngara, etcétera), siendo así que cada lengua guarda con el idioma latino una relación peculiar, y en cierto modo propia, que es necesario descubrir si queremos enseñar a los niños la naturaleza de la lengua latina.
28. Se corregirán estas equivocaciones, si
I. El Preceptor y los discípulos hablan el mismo idioma.
II. Todas las explicaciones de las cosas se hacen en la lengua conocida.
III. Toda gramática y diccionario se adaptan a la lengua mediante la cual ha de aprenderse la nueva. (La latina a la lengua común, la griega a la latina, etc.)
IV. El estudio de la nueva lengua se hace gradualmente de manera que el discípulo se acostumbre: primero, a entender (es lo más fácil); después, a escribir (donde hay tiempo para pensar), y por último, a hablar (esto es más difícil porque es más repentino).
V. Cuando se junta la latina con las lenguas comunes preceden siempre éstas como más conocidas y va después la latina.
VI. Los objetos se disponen de tal manera que primero se conozcan los próximos; después, los más cercanos; luego, los lejanos, y por fin, los más remotos. Por lo cual, al exponer reglas a los niños (por ejemplo, en Lógica, Retórica, etc.), no hay que aclararías con ejemplos que estén lejos de su alcance (teológicos, políticos, poéticos, etc.), sino tomados del uso diario. De lo contrario, no entenderán ni la regla ni su aplicación.
VII. Se ejercitan en los niños: los sentidos en primer lugar (esto es fácil); después, la memoria; luego, el entendimiento, y por último, el juicio. Así, gradualmente, seguirán; porque la ciencia empieza por el sentido, y por la imaginación pasa a la memoria; después, por inducción de lo singular, se forma el entendimiento de lo universal, y por último, de las cosas suficientemente entendidas se compone el juicio para la certeza del conocimiento.
FUNDAMENTO V
29. La Naturaleza no se recarga con exceso; se contenta con poco.
Por ejemplo: No exige que de un huevo salgan dos avecillas; se satisface con producir una sola. El labrador no coloca varios injertos en un tronco; lo más que suele injertar son dos, si considera al tronco suficientemente robusto.
30. Origina la distracción de los espíritus el proponer a los discípulos diversas materias al mismo tiempo. Como hacer estudiar en el mismo año Gramática, Retórica, Dialéctica y hasta Poesía, lengua griega, etc. (Véase el capítulo precedente, Fundamento IV.)
FUNDAMENTO VI
31. La Naturaleza no se precipita; procede por el contrario, con lentitud.
El ave no arroja los huevos al fuego para sacar los pollos con más rapidez, sino que los mantiene en constante y natural temperatura; luego, no atosiga a las crías con la comida (las ahogaría fácilmente) para que crezcan de prisa, sino que se la administra poco a poco y con mesura, según es capaz de digerir su tierno aparato digestivo.
32. Así tampoco el arquitecto apoya prematuramente las paredes sobre los cimientos ni el tejado en las paredes; porque si los cimientos no están bien secos y trabados suelen ceder con el peso, con lo que se ocasiona la ruina de los edificios. Por lo tanto, ninguna gran obra de cimentación puede darse por terminada en un año; hay que darle su debido tiempo.
33. Igualmente el labrador no pretende tampoco que la planta crezca en el primer mes ni que de fruto en el primer año. Por lo cual ni trabaja en ella todos los días, ni la riega diariamente, ni la apresura a tener calor, trayéndola fuego o rociándola con cal viva, sino que se contenta con lo que el cielo la riega y el sol la calienta.
34. Ha sido un destrozo para la juventud: 1. Dedicar seis, siete u ocho horas cada día a lecciones y ejercicios públicos y algunas otras a los privados. 2. Recargar, como hemos visto a menudo, hasta la saciedad o el delirio de dictados que hacer, ejercicios que componer y mucho que aprender de memoria. ¿Qué resultado obtiene el que quiere llenar a la fuerza un vaso de boca estrecha (con el que se puede comparar el entendimiento de los niños) en lugar de llenarle gota a gota? Sin duda derramará la mayor parte del líquido y logrará introducir mucho menos que echándolo gota a gota.
Igualmente obra sin fundamento el que intenta que los discípulos aprendan cuanto él desea y no lo que ellos pueden; porque las fuerzas quieren que se las ayude, no que se las coarte; y el formador de la juventud, lo mismo que el Médico, es solamente Ministro de la Naturaleza, no dueño de ella.
35. Aumentará la facilidad y amenidad de los estudios el que
I. Destine pocas cosas a las lecciones públicas, a saber: cuatro y deje otras tantas para los estudios privados.
II. Fatigue lo menos posible ¡a memoria; es decir, sólo con lo fundamental, dejando correr libremente lo demás.
III. Enseñe todo conforme a la capacidad, que aumenta con la edad y adelanto de los estudios.
FUNDAMENTO VII
36. La Naturaleza no produce sino lo que puede salir por sí una vez maduro interiormente.
No obliga a la avecilla a dejar el huevo hasta que no tiene todos sus miembros conformados y perfectos; ni apresura su vuelo hasta que no está cubierta de pluma; ni la lanza fuera del nido hasta que no es capaz de volar, etc.
Así el árbol no produce semillas hasta que la savia, ascendiendo de la raíz, no la vigoriza; ni hace brotar las yemas sino después que pueden desarrollarse libremente las hojas y las flores en virtud de la humedad; ni arroja la flor hasta que el fruto en ella encerrado está protegido por una cubierta; ni deja caer el fruto hasta que ha madurado.
37. Así, pues, se ejerce violencia en los entendimientos: 1. Siempre que se les imbuye lo que la edad y el discernimiento no alcanzan. 2. Cuando se les obliga a confiar a la memoria o ejecutar algo sin previa y suficiente explicación declaración e instrucción acerca de ello.
38. Por lo tanto,
I. No se emprenda con la juventud sino lo que la edad y el ingenio no solamente alcanzan, sino piden.
II. No se haga aprender de memoria sino lo que haya sido rectamente comprendido por la inteligencia. Y no se exija a la memoria más que lo que estemos ciertos que sabe el niño.
III. No se mande hacer sino aquello cuya forma y modo de imitar haya sido suficientemente enseñado.
FUNDAMENTO VIII
39. La Naturaleza se ayuda a sí misma por todos los me dios que puede.
Por ejemplo: Al huevo no le falta su calor vital; no obstante lo cual, Dios, Padre de la Naturaleza, provee que se le auxilie con el calor del sol o las plumas del ave que está incubando. Aún después de sacado el pollo tiene necesidad de la madre por algún tiempo, la cual le alimenta, prepara y afirma para las necesidades de su vida. Podemos verlo en las cigüeñas cómo atienden a sus pollos, llevándolos sobre su espalda y alrededor del nido agitando las alas. Así también las nodrizas auxilian de diversos modos la impotencia de los niños pequeñitos. Los enseñan primero a tener erguida la cabeza; después, a estar sentados; luego, a apoyar los pies; más tarde, a moverlos para andar; luego, a dar unos pasitos; después, a ir andando poco a poco; por último, a andar libre mente y tener agilidad para correr. Cuando los están enseñan do a hablar, pronuncian antes muchas veces las palabras señalan con la mano lo que dichas palabras significan, etc etc.
40. Por lo mismo es cruel el Preceptor que al encomendar un trabajo a los discípulos, ni les manifiesta con claridad en qué consiste, ni les enseña cómo debe ejecutarse ni mucho menos auxilia a quienes lo intentan hacer, sino que les obliga a sudar y angustiarse, y si hacen algo malo, los maltrata. ¿Qué es esto sino un sacrificio sangriento de la juventud? Es lo mismo que si la nodriza obligase a andar con soltura al niño que aún no sabe sentar los pies, y al ver que no podía, le diera de azotes. Otra cosa es lo que la Naturaleza nos enseña: que solamente debemos tolerar la impotencia mientras falta el vigor.
41. Después de lo cual
I. No se castigue con azotes por causa de la enseñanza. (Pues si no se aprende no es culpa sino del Preceptor, que o no sabe, o no procura hacer dócil al discípulo.)
II. Lo que han de aprender los discípulos se les debe proponer y explicar tan claramente que lo tengan ante sí como sus cinco dedos.
III. Para aprender todo con mayor facilidad deben utilizarse cuantos más sentidos se pueda.
42. Por ejemplo: Deben ir juntos siempre el oído con la vista y la lengua con la mano. No solamente recitando lo que deba saberse para que lo recojan los oídos, sino dibujándolo también para que se imprima en la imaginación por medio de los ojos. Cuanto aprendan sepan expresarlo con la lengua y representarlo con la mano, de manera que no se deje nada sin que haya impresionado suficientemente los oídos, ojos, entendimiento y memoria. Y para este fin, será bueno que todo lo que se acostumbra a tratar en clase esté pintado en las paredes del aula, ya sean teoremas y reglas, ya imágenes o emblemas de la asignatura que se estudia. Si así se hace, será increíble la ayuda en la impresión. Aquí estará bien que se acostumbren a escribir en su diario o en su cuaderno lo que oyen o leen en los libros, porque de esta manera la imaginación se ayuda y el recuerdo se efectúa fácilmente.
FUNDAMENTO IX
43. La Naturaleza no produce sino lo que tiene un uso claro e inmediato.
Por ejemplo: Al formar el ave se ve claramente que las alas se destinan para volar, las patas para correr, etc. De igual modo cuanto nace en el árbol tiene su empleo, hasta la cáscara y la vellosidad que recubren los frutos, etc. Luego,
44. Aumentarás la facilidad en el discípulo si le haces ver la aplicación que en la vida común cotidiana tiene todo lo que le enseñes. Esto debe verlo siempre en la Gramática, Dialéctica, Aritmética, Geometría, Física, etc. De lo contrario, todo cuanto le relates le parecerán monstruos del Mundo Nuevo, y el muchacho que no sea muy diligente creerá que existen en la Naturaleza y cómo existen, en lugar de saberlo por sí mismo. Pero si le muestras para qué vale cada cosa, le pondrás en su mano que sepa que lo sabe y pueda emplearla. Luego,
45. Nada se enseñe sino para su uso inmediato.
FUNDAMENTO X
46. La Naturaleza ejecuta todas las cosas con uniformidad.
Ejemplo: Como la generación y desarrollo de un ave, así es la de todas las aves y la de todos los animales, cambiadas solamente algunas circunstancias. Igualmente acontece con las plantas. Como nace y crece una hierba de su semilla como se planta, germina y florece un árbol; así lo efectúan todos, siempre y en todas partes. Y como es una hoja en el árbol, lo son todas e iguales que este año las del que sigue y las de siempre.
47. Así, pues, la diversidad de métodos confunde a la juventud y hace más intrincados los estudios; porque no solamente los diversos autores enseñan las artes de diferente modo, sino que uno mismo las trata de manera distinta. Por ejemplo: de un modo la Gramática y de otro la Dialéctica, pudiendo, sin embargo, enseñarlas uniformemente para la armonía del conjunto y para la relación y enlace comunes que tienen entre sí las palabras y las cosas.
48. Por lo cual hay que procurar que
I. Haya un solo y mismo método para enseñar las ciencias; uno sólo y el mismo para todas las artes; uno sólo e idéntico para todas las lenguas.
II. En cada escuela se siga el mismo orden y procedimiento en todos los ejercicios.
III. En cuanto sea posible sean iguales las ediciones de los libros en cada materia.
De este modo, con facilidad y sin dudas, se efectuarán todas las cosas.