EL FUNDAMENTO DE LA REFORMA DE LAS ESCUELAS ES PROCURAR EL ORDEN EN TODO
1. Si consideramos qué es lo que hace que el Universo con todas las cosas singulares que encierra, se mantenga en su propio ser, notaremos que no hay otra cosa sino orden, que es la disposición de las cosas anteriores y posteriores, superiores e inferiores, mayores y menores, semejantes y diferentes en el lugar, tiempo, número, medida y peso a cada una de ellas debido y adecuado. De aquí que alguno, con acierto y elegancia, haya llamado al orden el alma de las cosas. Lo que está ordenado, conserva su estado e incólume existencia mientras mantiene este orden. Si el orden falta, desfallece, se arruina, se cae. Múltiples ejemplos de la Naturaleza y de las artes lo prueban. Veamos.
2. ¿Qué es lo que hace, pregunto yo, que el Mundo sea tal y perdure en toda su plenitud? Pues es realmente que cada criatura se contiene dentro de sus límites conforme al mandato de la Naturaleza, y por este respeto del orden particular se conserva el orden de todo el Universo.
3. ¿Quién hace que transcurran los siglos de los tiempos, con intervalo tan exacto de años, meses y días, sin confusión alguna? El solo orden inmutable del Firmamento.
4. ¿Qué induce a las abejas, hormigas y arañas a ejecutar obras de tanta sutileza que en ellas encuentra el ingenio del hombre más que admirar que poder imitar? Nada más que la destreza innata para guardar en todas sus Operaciones el orden, número y medida.
5. ¿Qué hace que el cuerpo del hombre sea un órgano tan maravilloso que sea capaz de infinitas acciones aun sin estar dotado de instrumentos infinitos; es decir, que con los pocos miembros de que está formado pueda ejecutar obras de admirable variedad sin encontrar que falte algo o que debiera ser de otro modo? Es el resultado de la sapientísima proporción de todos los miembros, tanto entre sí como en conjunto.
6. ¿Qué es lo que hace posible que un solo entendimiento, de que estamos dotados, sea suficiente para gobernar al cuerpo y proveer a tantas acciones al mismo tiempo? No es otra cosa sino el orden en virtud del cual todos los miembros están enlazados por vínculos perpetuos y han de obrar en consonancia con el primer movimiento que procede de la mente.
7. ¿Qué hace que un solo hombre, sea Rey o Emperador, pueda gobernar a pueblos enteros? ¿Que siendo tantas intenciones como cabezas todas sirvan a la intención de aquél solo y que necesariamente, si él administra bien, sean bien administradas todas las cosas? El orden, solamente el orden, mediante el cual, unidos todos por los vínculos de las leyes y de los deberes, unos pocos están próximos a aquel único Moderador para ser regidos inmediatamente; aquellos a otros, y así consiguientemente hasta el último. A semejanza de la cadena en la que un eslabón arrastra a otro, de manera que movido el primero se muevan los demás y parado el primero se detengan todos los restantes.
8. ¿Cuál fue la causa mediante la cual Hieron pudo él solo trasladar de lugar, a su arbitrio, aquella ingente mole que habían intentado en vano mover tantos cientos de hombres? Una pequeña máquina verdaderamente ingeniosa compuesta de cilindros, poleas y cuerdas, de tal modo que unos elementos ayudasen a los otros para obtener la multiplicación de las fuerzas.
9. Los terribles efectos de las fulminantes bombardas, con las que se cuartean los muros, se derrumban las torres y se destrozan los ejércitos, no provienen sino de un cierto orden en las cosas y la aplicación de los elementos activos a los pasivos; esto es, la adecuada mezcla del nitro con el azufre (el uno frío y el otro ardiente); la debida proporción de la máquina o bombarda; la suficiente dotación de pólvora y balas, y, por último, la sabia dirección hacia el objeto. Si falta alguna de estas condiciones todo el aparato será inútil.
10. ¿Qué es lo que da la perfección al arte tipográfico que permite multiplicar los libros con rapidez, elegancia y corrección? En realidad el orden en esculpir, fundir y pulimentar los tipos de bronce de las letras, distribuirlos en las cajas, componerlos según la escritura, meterlos en la prensa, etc., y preparar el papel, macerarle, extenderle, etc.
11. Y para referirnos también a la mecánica, ¿por qué el carro, esto es, un poco de madera y hierro (pues de ellos se compone), sigue tan rápidamente a los caballos a él uncidos y presta tan grande utilidad para transportar personas y cargas? Nada hay en ello sino una ingeniosa coordinación de la madera y el hierro en ruedas, ejes, lanza, yugos, etc. Roto o estropeado uno de ellos, la maquina queda inservible.
12. ¿Por qué los hombres se entregan al furioso mar embarcados en frágil leño, llegan hasta los antípodas y retornan salvos? Sólo por la ordenada disposición en la nave de la quilla, mástiles, antenas, velas, remos, timón, áncoras, brújulas, etc., perdido algo de lo cual sobreviene el peligro de las olas, el naufragio y la muerte.
13. ¿Cuál es la causa, en el instrumento de medir el tiempo, el reloj, de que el hierro diversamente colocado y engranado produzca movimientos espontáneos, marque armónicamente los minutos, horas, días, meses y hasta años, no solamente mostrándolo a la vista, sino indicándolo a los oídos y aun señalándolo en medio de las tinieblas? ¿Por qué tal instrumento despierta al hombre a la hora que éste desea y hasta puede encender una lámpara para que al despertar vea desde luego la luz? ¿Por qué marcando el turno de los fastos y efemérides puede señalar los novilunios y plenilunios, todos los cursos de los planetas y los eclipses de los astros? ¿Qué habrá digno de admiración si esto no lo es? ¿Cómo un metal, cosa tan inerte por sí, puede producir movimientos tan naturales, constantes y regulares? ¿Por ventura antes de su descubrimiento no sería tenido por tan absurdo e imposible como el afirmar que los árboles podían andar y las piedras hablar? Sin embargo, nuestros ojos son testigos de que ocurre como hemos dicho.
14. ¿Hay acaso para ello alguna oculta fuerza? Ninguna en absoluto, sino el orden manifiesto que aquí domina. Una disposición tal de todos cuantos elementos le integran, en su exacto número, medida y orden, que cada uno de ellos tiene fin determinado y para este fin los adecuados medios y preciso empleo de estos medios; una escrupulosa proporción de unos y otros y la debida coherencia entre cada uno de ellos con su correlativo y mutuas leyes para comunicar y devolver la fuerza. Así marcha todo; tan exactamente como un cuerpo vivo animado por su propio espíritu. Pero si algo se descompone, rompe, quiebra, retrasa o tuerce, aunque sea la más pequeña rueda, el más insignificante eje, el más diminuto clavo, al momento se para o hace con error todas sus indicaciones. De un modo evidente se demuestra aquí que todas las cosas dependen de un único orden.
15. No requiere otra cosa el arte de enseñar que una ingeniosa disposición del tiempo, los objetos y el método. Si podemos conseguirla, no será difícil enseñar todo a la juventud escolar, cualquiera que sea su número, como no lo es llenar mil pliegos diariamente de correctísima escritura valiéndonos de los útiles tipográficos; o utilizando el artificio de Arquímedes trasladar casas, torres o cualesquiera otros pesos; o embarcados atravesar el Océano y llegar al Nuevo Mundo. No han de marchar las cosas con menor facilidad que marcha el reloj de pesas bien equilibradas. Tan suave y naturalmente como suave y natural es el movimiento de dicha máquina; con tanta certeza, por último, como puede tenerse con instrumento tan ingenioso.
16. Intentemos, pues, en nombre del Altísimo, dar a las escuelas una organización que responda al modelo del reloj, ingeniosamente construido y elegantemente decorado.