Nota del autor

En esta novela se mezclan indistintamente personajes históricos con otros de ficción, por lo que me parece oportuno facilitar al lector las siguientes aclaraciones:

La violinista Ginette Neveu (1919-1949) existió realmente y falleció en un accidente aéreo en las islas Azores, junto al campeón de boxeo Marcel Cerdan, que se encontraba por entonces en el apogeo de su relación amorosa con Edith Piaf. Su violín Stradivarius nunca fue encontrado.

Niccolò Paganini (1782-1840) fue un virtuoso genovés del violín que está considerado todavía el más grande intérprete de este instrumento que ha habido nunca. Su técnica era tan deslumbrante que la mayoría de sus contemporáneos creían que había establecido un pacto con el diablo. Los rumores sobre este pacto satánico arraigaron tanto en la sociedad de la época, que la Iglesia se negó a que Paganini fuera enterrado en sagrado.

Las historias sobre maldiciones y en concreto sobre objetos malditos se pierden en la noche de los tiempos, y han inspirado un gran número de narraciones, desde La pata de mono de W. W. Jacobs hasta Las siete bolas de cristal de Hergé, por citar dos de las más populares. La creencia más extendida es que el objeto maldito resulta nefasto por haber sido robado a su legítimo propietario.

Jacqueline du Pré (1945-1987) fue una violonchelista británica, reconocida en el mundo entero como una de las más grandes virtuosas de este instrumento que hayan existido. Su carrera fue interrumpida a edad muy temprana por una enfermedad incurable, llamada esclerosis múltiple, que acabó ocasionándole la muerte después de una larga agonía.