8 de mayo de 1453
La noche pasada el Consejo de los Doce se reunió en secreto. El reciente asalto ha demostrado con toda claridad lo inadecuadas que resultan nuestras fuerzas defensivas. El enorme puente que el Sultán ha hecho tender a través del Cuerno de Oro amenaza, principalmente, el palacio de Blaquernae. En consecuencia, los venecianos decidieron, tras larga deliberación, evacuar los tres grandes navíos de Trevisano y destinar doscientos hombres a las murallas. El cargamento será almacenado en el arsenal del Emperador, pasando la tripulación a Blaquernae.
Trevisano protestó en nombre de los armadores y capitanes, manifestando que si los cargamentos, por valor de decenas de miles de ducados, eran sacados de los barcos, luego no habría esperanza alguna de rescatarlos en caso de que los turcos tomasen la ciudad. Aparte de ello, se perderían tanto los navíos como sus tripulaciones.
Sin embargo, el Consejo de los Doce decidió que las naves fuesen descargadas. Las tripulaciones se negaron a desembarcar y ofrecieron resistencia, al mando de sus oficiales. Hoy la situación continuaba estacionaria. En efecto, el Consejo no ha conseguido desalojar a los marinos, a pesar de que el propio Emperador en persona ha hecho, con lágrimas en los ojos, un llamamiento a su conciencia.