21 de enero de 1453

Durante tres días he estado con los obreros que refuerzan la muralla en la puerta de San Romano. He acarreado piedra y mortero; estoy cubierto de polvo y heridas. Mi cabello está rígido a causa de la cal.

Encerrado de nuevo en mi habitación, descanso. Debo mantener fuerte mi cuerpo y duras mis manos para tender el arco y empuñar la espada cuando llegue el momento. ¿No ayudé, también, durante todo un verano, a construir la fortaleza del Sultán en el Bósforo?

No he aceptado el jornal, pero comparto el pan, el aceite y la cecina con los obreros. Ellos piensan que estoy loco.