V

Hasta ahora, no he mencionado mucho sobre nuestro diario sobrevivir en esta desolada ciudad, ni tampoco lo haré por el momento. Nuestras preocupaciones eran muchas y muy grandes, y en cierto modo, más importantes que lo que veíamos a nuestro alrededor. Antes de referirme a esto, tengo que establecer primero el contexto. Todos somos criaturas de nuestro medio, y en muchas formas sutiles e inquietantes, Amelia y yo nos estábamos volviendo un poco marcianos. La desolación que nos rodeaba se estaba colando en nuestras almas.