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Hizo la pregunta con pudor

Viajando con la mujer, y sin soltar el volante, Kurt comienza a acariciar sus pechos. Ella se desabrocha la blusa, un poco más de lo preciso para el tacto, y los muestra. Es día soleado, con un bello paisaje, y la escena discurre en una larga recta. Se cruzan con un camión, y el conductor toca la bocina. Kurt lo lamenta, y se apresta a taparla, pero ella está exultante y no le deja. Siguen viajando, y ella se suelta el sostén, para que se vea caído debajo de sus pechos, bien al aire. Más cruces, más camiones, más bocinas, el sol brillando sobre la piel de la mujer, cada vez más erguida sobre el asiento, sabiéndose poseedora de un bien de universal aprecio. Luego pone las manos bajo los pechos, y los levanta. La mirada de la mujer está turbia, encendida, ida, posesa. Cuando Kurt pone la mano en sus muslos, ella se encarama en el asiento, de rodillas, y empieza a desabrocharse el pantalón. Kurt detiene el coche, respira hondo y hunde la cara entre las manos. Cuando al poco la alza otra vez, ella le está mirando, compungida y tierna, y mientras se abrocha despacio la blusa, le pregunta: ¿Qué te pasa, amor?