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Lección bien aprendida

Desde una superioridad que ella de entrada ya le reconoce, y que Kurt se siente responsable de preservar, con la voz justa y segura, sin soltar el timón de la escena, le pregunta a la mujer si le gusta la penetración del culo. Ella disimula el desconcierto, y se muestra sólo recelosa, inquieta. Al poco están en el suelo, y Kurt rodea el clítoris con sus labios, pasea la lengua por el extremo, sujeta bien con las manos la cara interior de los muslos, en medio de jadeos. Luego levanta las piernas de ella, las pliega y somete, hunde la lengua en la vagina, y sitúa las manos en torno al ano. Cuando la penetra con el dedo, y lo hace girar por la mucosa interior, la mujer rompe las paredes del placer. Luego, hablando, le pregunta qué ha sentido. Como ella no acierta, la ayuda así: Has descubierto el tercer ojo, el placer ha brotado en dos polos, ha ido de uno al otro, hasta fundirse en uno solo, que permanece en lo alto, en equilibrio, indefinido, ecléctico, estático. Así no sale del cuerpo, es reabsorvido por él, se difunde, se queda, te impregna. Ahora ya puedes saber en qué consiste el sincretismo. Pero no hables de ello.