Big Bang
De ella le queda, sobre todo, el recuerdo de un gesto. Como su cuerpo era pequeño, al hacer el amor temía que algo se rompiera en ella. Pero después de penetrada con suavidad, llegaba al orgasmo al sentirse colmada y golpeada. Entonces había en su interior un estallido grande y sordo, como las pruebas nucleares bajo tierra. La deflagración sólo asomaba a su cara: de pronto abría mucho los ojos y la boca, esta anunciaba un gran grito que no acababa de salir y se remetía de nuevo en ella. Todo el rostro adquiría un gesto atónito, en el que se leía espanto y placer, pero era una sola sensación. Kurt cree que se aproximan a ella estas ideas: la intensidad, como concepto puro, sin definir de qué, pero en grado supremo; el cedimiento de los diques y compuertas interiores, arrasados por una riada que afluye de todas partes; la detención del tiempo, expulsado por falta de sitio; la confusión, en un goce, de pecado y virtud, belleza y abyección, dios y demonio. En nadie como en ella había visto Kurt la esencia del orgasmo.