Fragilidad del macho
De un tiempo acá algo va mal en el sexo entre Kurt y la mujer, que busca encabalgarse en él y pide que se quede quieto mientras ella se mueve. Así modula los movimientos con la sabiduría que sólo el propio cuerpo conoce. Pero Kurt, al poco de este juego, se queda con la polla blanda. La mujer se aproxima por esta vía al placer, y Kurt se aleja. Entonces hablan, y él trata de interpretar las cosas. Su genio sexual es activo, se despliega cuando ejerce un acto de posesión, de dominio. Sólo cuando concentra su energía cinética en la polla, cuando la convierte en el eje sobre el que todo gira, cuando el cuerpo toma forma de barco, y la polla es la proa, alcanzan las cuadernas del navío su óptimo de resistencia. Al fin encuentra la metáfora. Imagínate, le dice, que mi cuerpo es de papel, y sólo cuando se dobla para componer una figura precisa se hace dura. Si me desdoblas ya no valgo. Ella le mira. Qué culta palabrería para encubrir una patología machista clásica, piensa.