El amor y la guerra
Kurt piensa que el amor es una búsqueda de la otra parte de uno mismo, del otro yo, el que falta para acabar de entendernos y de tener sentido. Su vacío nos succiona, y esa corriente de aire que falta es la ansiedad. En la persona amada vamos colocando nuestras fantasías y deseos, como si fueran suyos, hasta que empezamos a reconocernos. Ella hace lo propio con nosotros. Así se produce una confusión paulatina, en la que ambos fingen, que diluye las fronteras de los amantes, y por las sendas abiertas trafican e intercambian cantidad de materias. Como cada cual, pese a todo, es uno, surgen resistencias y rechazos, y se pelea en varios frentes, abiertos en el interior de los amantes. Según su poder y estrategia, y quién invada a quién, la línea de combate está más en uno u otro.
Si la invasión concluye, todo acaba. Hay quien se deja invadir un tanto, y luego embolsa las fuerzas del otro, para dominarlas. Platón dijo que el amor es un demonio, pero los hay íncubos y súcubos.