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Rectoscopia

Kurt deja que ella disponga una postura nueva, que ha visto dibujada. Kurt está tendido boca arriba, ella se sienta de espaldas y de rodillas sobre su pene, lo introduce y le pide que suba las piernas y las coloque extendidas sobre la espalda de ella. La polla queda tensa en la vagina de la mujer, como un resorte, presiona sus paredes y penetra muy hondo. ¿Me ves bien el culo?, le pregunta ella. Allí está, en efecto, ante él, pleno al fin, sin sombra alguna, las nalgas bien abiertas, ofreciéndose a sus dedos. Kurt empieza a acariciarlo, pero ella le aparta las manos, y, en cambio, se abre más aun, para que pueda ser explorada con detalle. Kurt piensa que ella está sintiendo su mirada, como si fuera táctil, o le está viendo a través de él, con una forma de atención distinta a la de los ojos de la cara, que llega al cerebro de la mujer por una vía desconocida, como si, de célula en célula, se fueran diciendo las cosas: una larga digestión al revés, que recorre todo el intestino. Luego piensa que el cerebro tal vez sea una metáfora de lugar, y esté en realidad por todas partes, al menos cuando el cuerpo llega a la incasdescencia.