Planeta intemporal
Ella le cuenta una experiencia sufrida de niña, cuando fue inducida a acariciar y besar el pene a unos chicos de más edad. Dice haberlo recordado después de muchos años, hace sólo unos días, y cree que no le ha producido un trauma psíquico. La mujer se lo ha narrado a medias, de forma entrecortada, y luego llora. Para su sorpresa, ella pregunta a Kurt si le da importancia, como si viciara su virtud, e insinúa casi si podrá perdonarla. Kurt toma a broma el asunto, y luego se arrepiente. Empieza a sospechar que ella vive el sexo como un presente, sin distancia en el tiempo entre lo sucedido de niña y lo que ocurre hoy. Kurt piensa si el sexo, un tejido de recuerdos, fantasías y actos, no será un estrato independiente, no sometido a ordenación cronológica, por su misma intensidad, que nos saca del tiempo, como un tomado que arrastra hacia arriba, y arranca la conciencia de las raíces cotidianas. Kurt desea saber lo que ella quiere ahora: cuál es la fantasía que ha crecido de aquella semilla.