In fraganti
Kurt va caminando por la calle, haciendo un barrido espontáneo de lo que en ella hay u ocurre. Al pasar ante un escaparate de lencería reduce ligeramente la marcha y fija la atención, sin llegar a detenerse, en lo que allí se exhibe. Se concentra en una fotografía de mujer de cuerpo entero, vestida de bragas y sujetador. El pecho es del tamaño justo, y presiona también lo justo sobre lo que lo somete (si fuera al revés, el artefacto de lencería habría fracasado). Las bragas dejan libres las ingles, y hacen así más profundo el pubis. Queda espacio a los dos lados del tejido para demorar el juego por un tiempo, antes de entrar en el espacio acotado, que ya estará húmedo entonces. Todo esto ocurre en sincronía con dos pasos de Kurt, uno con la pierna derecha y otro con la izquierda. Ha tenido, por tanto, que girar un poco la cabeza, no sólo la mirada. En ese momento una conocida, en dirección contraria, se cruza por el interior, entre él y el escaparate. Kurt devuelve el saludo, la mira un instante, y queda luego pensando en lo que esa persona habrá encontrado en sus ojos.